Dani el travieso

Publicado el 14 julio 2011 por Quique
Como voy a estar unas semanas dedicado a otros escritos, he decidido ir subiendo a cubierta algunos post antiguos. Este va sobre Dani. Es curioso leerse uno mismo después de un tiempo.

Alaska, 26 de marzo de 2009
Podría llamarse Dani y tiene ocho años. Sus padres se han separado. Una separación que está siendo muy conflictiva y dolorosa. Dani se pelea en el cole con otros niños y los insulta. Aunque en las distancias cortas es encantador.
Hace tiempo que no tenía una entrevista con un peque. Siempre me muevo entre jóvenes y padres. Para la ocasión el cole me ha dejado un aula vacía y allí me he sentado, casi de cuclillas, frente a él. En mi despacho Dani se vería muy pequeñito, pero ahora estamos en su terreno y lo noto muy relajado. Las sillas y los pupitres liliputienses me permiten ponerme a su nivel sin dar demasiados rodeos.
Ha sido una entrevista, ¿cómo lo diría?, ¿adulta? No es exactamente eso, claro está. Dani es un niño. Lo que quiero decir es que, hace muchos años, cuando empecé en esto, tendía a infantilizar las entrevistas con niños, que si juegos por aquí, que si rodeos por allá. Aquello no colaba, porque la mayoría de niños no son tontos y saben diferenciar una entrevista de unas colonias de verano. Hay educadores a los que les pasa lo mismo cuando hablan con jóvenes. Se infantilizan. Y el joven, que esperaba encontrarse con un adulto, porque de colegas ya suele estar bien servido, se decepciona.
La cuestión es que he disfrutado mucho hablando con Dani y hemos quedado en que nos veremos la semana que viene a la misma hora. En un momento de la entrevista le he preguntado qué es lo que le entristece, o algo así, y  me ha dicho que estaba triste porque su abuelo se había ido al cielo y él a su abuelo lo quería mucho porque lo llevaba, subido a los hombros, a la playa. En ese momento, mientras hablaba, ha mirado hacia la pizarra, con los ojos brillantes, como si  estuviera viéndose a hombros de su abuelo, partiéndose de la risa. Mientras miraba a Dani, me he acordado de mi padre, cuando juega con sus nietos, y he tragado saliva. Así hemos estado, en silencio, cada uno en nuestras cosas durante un par de segundos.
Al final nos hemos despedido hasta la semana que viene dándonos la mano, como hacen los hombres. Creo que le ha gustado el detalle.
Ilustración: Iman Malekihttp://factorialossanchez.blogspot.com