A lo largo de mi vida, he ido conociendo personas de todo tipo y condición. De las personas negativas he aprendido que no las quiero cerca, como tampoco quiero cerca a los que se quejan, a los que se te pegan para recoger o robarte migajas, ni a los que aparentan y están vacíos. Al contrario, cada vez encuentro más estimulante para mi vida, hablar y rodearme de personas luchadoras. Al margen de vivencias, retos y situaciones complicadas que han salvado, me transmiten la sensación, de que nunca hay que detenerse, hay que seguir de pie dando lo mejor de nosotros mismos.
Rosario fue la primera persona que exportó fregonas y el jamón serrano a Chile con un notable éxito en aquél país. Nunca se vieron estos productos españoles por aquellas tierras y ella fue capaz de ver la oportunidad y lanzarse a ella. Emprendedora en su carrera, en una profesión seria y de hombres, sus primeros pasos con coletas en el banco mercantil Industrial, para terminar años más tarde en el banco Central Hispano Americano y con éste al Banco de Santander. Ser mujer en un banco en 1979 no era tarea fácil, y muchos de nosotros podemos imaginarnos lo que tuvo que ser vivir esa experiencia.
La prejubilación no la ha detenido, fundadora de la empresa ALBIVAR CONSULTORÍA Y FORMACIÓN se encuentra actualmente en una fusión con la firma GM Consulting Empresarial, para conseguir una llegada al mercado de la formación empresarial. Apuesta por dar formación de calidad por poco dinero. Es fácil vender un curso de varios miles de euros, pero no lo es vender formación en su precio justo y con resultados satisfactorios. Su máxima al igual que en el banco, es hacer que el alumno esté satisfecho de haber aprendido.
Cada época tiene su cosa buena, es cuestión de nosotros de saber diferenciarla y aprovecharse. Que nunca estén en tu corazón los malos. Haz lo mejor para ti y que eso mismo de los mejores resultados para los demás.
Para finalizar por ahora, Rosario es una persona que transmite seguridad y realismo. Es muy grato encontrar personas con los pies en el suelo, dispuestas a seguir con lo que le ofrezca la vida. Recordemos que la vida quiere personas que salten, que naden y que sueñen. ¿Nos adaptaremos como Rosario a nuestras propias vidas? Seguro que sí.