Buenas tardes -me responden al otro lado del teléfono.
- Hola, buenas tardes -digo yo, pertrechada con bolígrafo, papel, la última factura del teléfono, la de la conexión a internet, el papelito rosa del técnico del ADSL y el número del modem USB. Fijo que me piden todo...
- Dígame en qué puedo ayudarle...
- Verá -comienzo, extrañándome de tanta amabilidad y sabiendo que no conducirá a nada bueno, que lo estoy viendo-. Tengo con su compañía Popistar un contrato de conexión modem USB y quería darlo de baja.
- Si es tan amable de darme su nombre, DNI, motivo de la baja,... Por seguridad -me dice la amable señorita, y otra vez la amabilidad de marras...
- Claro, claro, sin duda -digo, mientras aporto todos los datos. La amable señorita me indica que me va a pasar a la sección de bajas para tramitar mi solicitud.
- No se retire, Negre.
Voy recogiendo la mesa mientras tanto, pues la esquina superior derecha del papel está ya llena de dibujitos, hechos inconscientemente mientras daba mis datos...
- No se retire, Negre.
Niña Pequeña me pide permiso, mientras, para ponerse uno de mis collares. Él está terminando de enganchar el nuevo teléfono al cajetín que puso el técnico esta mañana.
- No se retire, Negre.
No, si no lo voy a hacer, si soy más fuerte que tú, si yo ya sé que tanta amabilidad no puede conducir a nada nuevo, que soy profesora, oiga...
- Hola, buenas tardes, soy Zutano, de Popistar, y estoy para ayudarle. ¿Qué puedo hacer por ustad? - me dice una voz masculina con acento extranjero. Debe de ser que mi llamada ha sido traspasada ya a otro continente, donde los contratos serán más baratos, el pago a la Seguridad Social inexistente y alguien sin escrúpulos ha podido contratar a un modesto padre de familia numerosa, dispuesto a trabajar a estas horas y en vísperas de puente...
Le explico de nuevo el caso al amable señor -qué amables son en esta compañía, por Dios. Nuevo control de seguridad, DNI, causa de la baja,...
- Ya, mira, si es que yo entiendo que es tu trabajo, si lo sé, de verdad, pero es que no quiero mantener este modem, nadie de mi familia está interesado, no quiero esta oferta que me comentas de 25 euros mensuales a menor velocidad. Si yo sólo quiero darlo de baja...
- No se retire, Negre.
Que no, que no lo voy a hacer, si es que esto es como un juego de pistas o una gymkana de las que montaban en mis campamentos juveniles. Ya por curiosidad mantengo mi brazo apoyado por el codo, en el borde la mesa, mientras Él me indica que el teléfono ya funciona y que lo ha estrenado llamando a su madre, que no le reconocía porque, claro, el número era nuevo y ¿desde cuándo tienes fijo, niño? Ya, si es que esto de la tecnología... No, no me retiro, no se preocupe, si todavía no se me ha caído la mano y el codo está aquí bien firme, si casi tengo preparado el cojín y Él me ofrece el manos libres de su teléfono, por si esto se alarga, que es como una partida de caza del zorro y una búsqueda del tesoro. ¿Has visto la plancha que hay que hacer? No, no me retiro, gracias, sí, muy amable...
- Hola , buenas tardes. Soy Mengana, de Popistar, y voy a hacer todo lo posible por ayudarle. ¿Qué puedo hacer por usted? - Me imagino, al oirla, que la primera amable señorita estará sentada al lado de esta otra, le habrá pasado un papelito al señor de antes, que habrá dado un sorbo a su refresco, mientras comparte galletitas de cereales y coco con esta tercera. Si casi puedo oir en el murmullo del fondo a la primera...
- Hola, sí, soy Negre. No, no quiero mantener mi modem USB, gracias. Claro, claro, darlo de baja, eso es, sí, estoy contenta con Popistar, llevo ya varios años.
- Muy bien, Negre. Pues apunte los datos que le voy a dar, sí, tiene que enviar una carta a esta dirección, con lo que le voy a indicar...
- ¿Una carta? ¿Y no puede ser un fax, oiga? -es que casi me he emocionado: ¡una carta! ¿Una carta? Madre mía, en la era de la tecnología, ¿todavía venden sobres, sellos, existen aún los buzones?
- Sí, una carta. En 48 horas laborables le habremos dado de baja el módem USB. Claro, puede ser por correo certificado.
- Vamos, que este mes, a las fechas que estamos, y me dice usted que no puede ser un fax, voy a pagar dos veces por el mismo servicio, ¿verdad? -le comento. El silencio al otro lado del aparato me indica que, efectivamente, Popistar ha decidido que mis muchos años usando de sus servicios van a ser devueltos, eso sí, con mucha amabilidad, en forma de una doble factura por el mismo servicio y el mismo mes.
Menos mal que me han indicado amablemente, muy amablemente, lo de escribir una carta -¡una carta!-, que casi echo a llorar de nostalgia...