Publicada en 1954, fue, para muchos, una novela más de lo que se conocía como género pulp o novelas económicas tan populares por aquellos entonces. Sin embargo, Goodis es mucho más que un mero juntaletras que busca publicar todo lo posible. Más bien, es el primero que pone los cimientos de un género que luego desarrollaron autores como Bukowski.
La historia se cuenta por si sola desde el punto de vista de Hart, el ladrón protagonista. Pero es a partir de ahí donde lo que podría haber sido una novela burda, con un final previsto y sin demasiada profundidad se convierte en un claro ejemplo de cómo es posible convertir bocetos de personajes en representaciones más firmes de estados psicológicos diversos.
Por todo lo anterior, la novela viene a mostrar ese estilo sin lija que tanto explotó el mencionado autor de Andernach y que tanto se encargó de plagiar sin ningún tipo de sonrojo. Recomendable obra para verle las costuras a una novela y también para dejar los artificios literarios para otro momento.
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