B tiene una pequeña bebé de plástico que recibió cuando cumplió un año.
La foto es mala, pero puede verse que la bebé perdió los ojos. Pasó hace tiempo.
Ayer la metió a bañar y le quitó la cabeza; la estaba usando de vaso. Debo haber dicho cien millones de veces que no se bebe el agua de la tina.
Hoy por la mañana, encontré un ojo: fue una suerte que no se fuera al desaguar. Seguramente estaba dentro de la cabeza. ¿Quién iba a pensar que la decapitación le devolvería la vista? Porque con un ojo ya se puede ver. Solo hay que ponérselo.
Silvia Parque