Y tampoco pude tomar fotos.
Excepto una que tomé desde la ventana del encierro y que quizás sea una asociación afanada:
No deja de ser mágico que justo el día de la marcha del Orgullo, osea hoy, que en la etimología-etimologística aplicaría a cualquiera, en la muy mañana del centro de Bogotá, que es donde nace esta ciudad: salga el arcoiris. Un símbolo repleto de posibilidades y construcciones, todas, diría yo, en otro afán de adivinación, muy bellas.
Lo que dignifica a la humanidad, a lo diverso y a lo bello. Y a lo trascendente. Y al amor.
Lo maravilloso de los símbolos y de lo estadísticamente improbable.