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De buenas con la muerte

Publicado el 07 abril 2010 por Mundodimasiado
¿Por qué te quedas deprimido/a en ciertos momentos de la vida (Navidad, Año Nuevo, Cumpleaños o cualesquiera otras fechas importantes)? ¡Todo en ti está gris: las cosas no se van bien, nada funciona, lo poco que ya se tenía se fue por el garete y tu vida está estacionada! La tristeza y la depresión invaden tu ser, y el simple hecho de poder vivir no te importa más.
Una tendencia de los melancólicos, principalmente los del siglo XXI, es profundizarse más en sus dolores, usándolas como alimentos mantenerse en un estado ebrio (aun cuando no hay bebidas alcohólicas): recordando los fracasos de ayer, de las cosas que no fueron solucionadas y creyeren que no hay más salida en el futuro. La peor utopía del ser humano es creer que ella existe.
Hay una grande voluntad de correr, esconderse: para algún lugar donde nadie te conozca. Pero, esto es muy difícil, hasta por el miedo o pasividad de salir de tus raíces, entonces luego se piensa que la única manera de acabar con su tristeza es la muerte. Lo que era visto con rechazo comienza a ganar un nuevo sentido: lo odiado es amado y viceversa.
Según parece, lo negativo se torna más fuerte, y dependiendo de quién esté sufriendo, esto pasa a ser bueno si realmente piensa que es la única solución: morir.
“¡Ya estás deprimido/a!” Se lo dicen. Se está de moda decir que uno está enfermo, y en algunos casos se quiere inmediatamente tomar un remedito. ¿Y cuando esta palabra (depresión) no existía o no había ningún significado, qué inventaban para explicarse?
Las pastillas caras y peligrosas (ya que son vendidas solamente con receta médica) apenas van a dejarte aturdido/a y hacerte olvidar de lo que estás pasando, pero no va a solucionar nada. Al contrario: se estará creando dos problemas y no uno: el primero es la crisis que todavía no hubo solución, y el segundo, la salud.
Las cosas no van fugarse de donde están y nada dejará de ser lo que es. Al decidir no enfrentar tu problema, simplemente lo agrava. Muchas veces, lo que debería quedarse oculto se torna evidente en las circunstancias, ya que el individuo tiene miedo de confesarlas. Lo peor de todo sin duda no es contar algo a los demás, sin embargo a ti propio sobre determinada verdad.
Todas las personas tienen problemas. Nadie posee inmunidad absoluta, ni en el alcohol o en las drogas, tampoco en el sexo o en la identidad, en el carácter etc. Todo el mundo tiene cola de paja, por eso no hay perfección humana.
Imagina un individuo que ya nace sufriendo o que es regalado por la vida: un discapacitado, ciego, sordo, mudo o que esté limitado por la naturaleza, y a veces se muestra más independiente que alguien aparentemente normal, lo dijimos así para tornar más fácil el raciocinio. Seguramente sólo esta persona sabe lo cuanto le cuesta mantenerse de pie, al menos delante de los otros.
La vida es como un espectáculo: ni siempre se puede elegir el asiento de donde se quiere verlo. Una misma escena puede ser vista de distintos lugares, y cada persona la interpreta como le conviene. A veces se lo mira de lo alto, otras, por debajo, o entonces se es un personaje fundamental de la pieza en cuestión. En este caso es la mirada de dentro para fuera.
A contrapelo de quedarse de buenas con la muerte, es mejor hacer las paces con la vida, pues ésta sin duda está dándote una nueva oportunidad, en este mundo, para corregirse en tus errores o a lo menos continuar de donde ha parado.

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