Tremendo el revuelo que se ha liado con la especulación sobre lo que Cesc le dijo a Kanouté en el partido celebrado en el Nou Camp de Barcelona. Que Cesc es un campeón del mundo no hay quien se lo quite. Que sea un niñato, tampoco.
Kanouté ha demostrado a lo largo de su dilatada vida deportiva su catadura moral y comportamiento exquisito en todos los ámbitos públicos. Que el malí presentase signos de impotencia y nerviosismo ante el robo que estaba a punto de perpetrarse, al pitar Iturralde un penalti en el minuto 90 inexistente, desoyendo a su juez de línea que dijo no haber visto nada, podría entenderse incluso como una actitud humana. Para colmo, el Sevilla FC solo había cometido en todo el partido ocho faltas, de las que se llevó nueve tarjetas, dos de ellas rojas. Era para estar como poco “nervioso” ante tamaña desfachatez del tirilla.
Desplazar el balón en el punto de penalti, como lo hizo Kanouté, ya conllevó su castigo, algo que parece no gustó al jugador del FC Barcelona. Cesc era consciente de lo que iba a decirle al malí y para que las cámaras no recogiesen el improperio, se llevó la mano a la boca tapándola. Sabía que le podría contraer graves problemas.
Y perpetró la insidia sin cortarse un pelo, algo que sacó de sus casillas al jugador sevillista, por si la cosa no estaba calentita de hecho.
Pero el FC Barcelona no se salió con la suya. Varas paró el penalti, aunque la prensa prefiera hablar de fallo de Messi porque le viene mejor, y si fue así sería a causa de la tangana, algo de lo que yo personalmente me alegro, pues peor era el robo a mano armada que se estaba urdiendo en esos momentos.
Messi tendrá que hacer esto cuando marque su próximo gol:
Que un caballero como Kanouté salte como un muelle al cuello de Cesc tan solo podría responder a un grave insulto, probablemente de tinte racista.
Kanouté sabe que tan solo tendría que promulgar públicamente lo que le espetó el personaje culé para condenarle á la vista de todos, pero no lo ha hecho, tan solo se ha limitado a decir en su Twitter que efectivamente hubo esta tangana entre ambos, pero que ya era agua pasada y de lo que había que hablar era de fútbol.
Sin embargo Cesc, no tendría la conciencia tranquila, se limitaba a decir en su Twitter en inglés, dirigido probablemente a sus seguidores en Inglaterra, (ya saben que los insultos racistas están allí muy castigados y muy mal vistos), que él no había insultado de forma racista a nadie, que no era tal y que tenía una novia libanesa, un tatuaje árabe y que había jugado junto a compañeros de la misma raza.
Tras esto se pueden imaginar la que se lió en Internet. Con el Hashtag #FabregasFacts miles de internautas comenzaron a ironizar sobre lo dicho por Cesc…
Todo esto ocurrió con tantos miles de personas, hasta el punto de verse obligado a llamar telefónicamente a Kanouté, para que conjuntamente hiciesen una declaración en la que habían limado sus asperezas y calmar los ánimos.
Una vez más Kanouté se comportó como un caballero, sacándole las castañas del fuego al pollo, omitiendo el insulto en primera instancia y aparecer públicamente pidiendo calma y sosiego, dando el asunto como zanjado, cosa que se produjo efectivamente.
Así consiguieron, al mismo tiempo, que la prensa recogiese estas manifestaciones. Pero que conste en acta, todo se ha desarrollado por estos cauces porque Kanouté así lo ha querido.
Amigo Cesc, por mucho que pertenezcas a un club rico, por mucho dinero que haya costado tu fichaje, jugar como los ángeles no te basta para llegar a ser un auténtico caballero y saber estar ante tantos millones de miradas.
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