Magazine

De cómo escribir un poema depresivo sin tener depresión

Publicado el 31 octubre 2011 por Sara M. Bernard @saramber
De cómo escribir un poema depresivo sin tener depresión
Me lamo los lunares como si fueran heridas del sol. Hoy quema la lágrima que no ha sabido mantenerse, y es un día bonito porque es víspera de Difuntos. Y los cadáveres se levantan y dan mucho por saco.
En apenas dos semanas he conseguido tener vértigo, sin sufrir del oído. Primero era un pasatiempo, después dio frutos; primero me gustó, luego me entraron ganas de buscarme una concha como el cangrejo ermitaño, después volvió a gustarme y eché a volar, para volver a esconderme... Todo muy bipolar, sí, debería mirármelo. Aunque no sé dónde acudir para que me lo miren, si a un psicólogo, un licenciado en filología hispánica o a un profesor de literatura.
Hablo del blog.
Y de los poemarios que creía perdidos. Cadáveres que les dio por aparecer hace un par de semanas. Desde entonces he tentado a la suerte buscando más dioptrías miopes entre verso y verso, revisando lo que se mantenía virgen.
Porque algunos versos, aunque los recordaba, son terroríficos (¡truco o trato!) por malos, formato word copia directa del original manuscrito, totalmente vírgenes. Antes de los dos millones de revisiones. Aún con todo, después de revisarlos y dejarlos en condiciones, no se me ocurrió otra cosa que vomitarlos por un par de redes literarias.
Esperaba de todo. Todo. Menos lo que ha pasado. Que se lean, que haya comentarios, me ha gustado, que se miren los enlaces, etc.
¿Y entonces pa' qué coño los publicas, si no quieres que se lean?
Y yo qué sé, oiga, el cambio de hora que me ha desquiciado.
Si en realidad estaba atareada escribiendo un par de relatos. Uno que iba a publicar el viernes. Que tiene música incrustada con un vídeo de Youtube. Que al hacer vista previa me ponía a escuchar, claro, y entonces se me iba la cabeza, y en fin... Pues mientras tanto se publican estos versos que para eso ya están terminados, ¿no? A cuento de qué lloriquear tanto por la literatura, publica algo por lo menos aunque sea en un portal gratuito, hija mía, y sórbete un poco los mocos que ya resulta hasta cansino.
La montaña rusa ha ido variando de día en día. Es cierto que, en plan exorcismo, los iba a ventilar todos precisamente porque son todos una mierda, olvidarme de ellos y adiós. Luego me dio vergüenza propia, pero dónde tenía la cabeza cuando mandé esto a una editorial, si son poemas feos, anda y publica sólo los que se salvan un poquito.
Y bla, bla, bla. Por más que me esfuerce, que puedo estar horas, sería muy difícil que alguien comprendiera mi relación exacta con el hecho de escribir y con lo ya escrito. Y no, para mi desgracia, no tengo ningún transtorno mental. Con lo bien que estaría eso, pastillita, curada y a tu puta casa, chao.
Como creo que me repito al estilo fideos chinos con salsa picante, sólo añadiré que todo el problema ha sido estar en el momento inoportuno, en el lugar inadecuado. De lo que hay hasta ahora flotando por el ciberespacio, el problema es el cuándo se escribió. Esperad, tengo que coger calculadora y revisar los enlaces. Y de mientras, gracias infinitas a los que piden más poemas y a los sinvergüenzas que se les ocurre poner un enlace a este blog, siendo escritores en condiciones y yo nadie (me quedé azul-cianótica al verlo). Gracias.
Aquí va:
  • El Espíritu Escondido ------   escrito con 14 años
  • ¡Piérdete! ------ con 14 años
  • Estática ------ con 15 años
  • Enmedio hay a los 16, 17, 18, 19 y 20, que ya iré publicando
  • Descripciones ------ 21 años
  • Humo ------- 22 años
  • Años perdidos por el desierto, cero patatero
  • Y aunque quiera... --------- 31 años
  • Los versos pequeños --------- 32 años

Venga, al cementerio todo el mundo o a disfrazarse, que es Halloween. Una buena excusa para ir así por la calle sin que te miren raro:
De cómo escribir un poema depresivo sin tener depresión

Volver a la Portada de Logo Paperblog