27 de febrero de 2017
Desalentado,
quieta la cabeza
sobre en una piedra,
miro las lomas. Todavía
tienen luces encendidas.
Parecen las de esas ciudades
que se dejan ver desde
los cerros.
Lentejuelas amarillas
sobre paño negro.
En lo alto, delante de la
luna,
hay nubes calmas. Algo de
polvo
les acerca el viento.
¿Cómo será sentirse polvo
o nube,
dejarse empujar por las
alas frías
de ese avión que titila
justo ahora?
¿Cómo se verá este sitio
pálido y caótico, harto
de ruidos?
Cuando las tenemos cerca
las cosas son extrañas.
Nos pasman con su
presencia
brutal y definitiva.
Como la mordedura de una
bala,
la rosa amarilla de una
explosión,
este fuego de mortero que
cae
sobre toda la compañía.
"Caía fuego de mortero sobre toda la compañía". El País, 16/09/2009.