El depredador de hombres ha surgido de alguna oscura cueva, estaba entre nosotros, agazapado y no nos dimos cuenta. Siempre estuvo a nuestro lado, observando, viéndonos como débiles, como a sus inferiores.Tuvo ensoñaciones vanas, aún las tiene, disfruta con el poder de estar sobre los otros, de acaparar lo que se hace imprescindible, de comerciar con la necesidad de todos.Está subido a hombros humanos, cada vez más alto, quedándolo primero establecido con la sangre ajena, después, algo civilizado ya, sobre hojas blancas. Era el dueño de todo, el sol sale por y para él, y los demás a su sombra.Hubo un tiempo en el que roía huesos, golpeaba ajenas quijadas y se abalanzaba sobre lo que consideraba propio, se llamaban gestas, grandes logros del depredador, sus batallas, las de todos, y si caía en ellas, pasaba a ser llamado héroe.No necesitaba compañera, poseía por apetencia, como un depredador de sábanas, sólo sujeto por algunas cláusulas, por algunas formas, por algunos credos, pocos, es cierto.Si el depredador alcanzaba a entrever que los huesos terminan despareciendo por resecación, convirtiéndose sólo en polvo, y sin encontrar sustento eterno, entonces, por avaricia engendraba, traspasando su vileza envuelta en papel de regalo a la humanidad, dejando potenciales héroes.Y un depredador sólo se enfrenta a otro por poder, por gloria, por territorio, por vicio, por dinero, por tesoros, por títulos, por avaricia, por cosas vanas, nunca por supervivencia o generosidad. Tal es el caso de tres depredadores de hielo y frío, llamados por sus seguidores, descubridores, pero los 3 son iguales, los 3 son violentos, los 3 son aclamados como héroes.Uno, poseyó por litigio, al fin y al cabo, lo pisado, el Polo Norte, no un papel, sino los derechos, los derechos de depredador blanco, un tal Robert Peary, se hizo el dueño del Polo Norte, con llantos de los cuatro inuits (ya es hora que los llamemos así y no esquimales) que lo llevaron en haldas por la isla de Groelandia hasta el punto exacto, ¡pobres mansos!, ya no es suyo el terreno, sólo la inmensidad y la soledad isleña.
Peary (obtuvo derechos sobre el Polo Norte)
El Polo Sur tuvo varios depredadores casi carnívoros, estaba en juego los derechos territoriales por alcanzar un territorio salvaje, quizás todavía continúe este juego en otro lugar, es posible, quizás en las proximidades de Marte. Y nacen los odios de los depredadores, al competir, se lanzan dentelladas entre ellos como perros salvajes, disfrazándolas de aventuras, de investigaciones, de descubrimientos. Los inuits vuelven a ayudar, no saben lo que hacen, sólo obedecen, lo pagarán en el futuro, los depredadores tienen poca memoria deudora, sólo saben de limar uñas y dientes para su uso sangriento.Y comienza la afrenta de los depredadores, por un lado Shackleton en 1907 utiliza un rastro que no es el suyo lo que le acarreará problemas dejándolo sin gloria y a merced del dueño del rastro, un depredador litigador que le tendrá ganas el resto de su corta vida, Scott, ¡Cuidado tiene licencia real y naval, y es todo un salvaje!Scott (Polo Sur)
Sí es nuestro número 2, el rotundo Scott, una y otra vez en su carrera hasta el Polo Sur, ahora con perros, después con ponies de la Siberia y luego, muertos éstos, sus hombres mansos arrastrando piedras y piernas, pero siempre mordidos por el hielo y el frío. No quiso saber nada de los inuits, le devoró su orgullo y perdió por eso; tenía un objetivo, y le enfermaba lanzado en su veloz carrera, que su último enemigo depredador, no lo refiriera, necesitaba saberlo, para atacarlo en tierra, porque él sabía cuál es el objetivo... el derecho individual a la riqueza de todos. El depredador número 3, de la misma ralea, Amundsen no se irritaba, su estrategia era llegar sobre hielo, después si había que litigar en tierra su rey le respaldará, otro depredador obcecado y ansioso, queriendo tener más territorio para gobernar y ser más poderoso. Y se camufló como un perfecto inuit, lo tuvo fácil, sobrevoló sus casas, sus costumbres, sus fortalezas y se adaptó al Polo Norte, casi su casa, como si se creara un alma gemela llamada Antártida, y partió con perros que devoró como un lobo fiero.Amundsen (obtuvo derechos sobre el Polo Sur)
Al depredador sólo le vence la Naturaleza, a uno por aplastamiento y a otro de congelación, erigiéndoles estatuas los mansos, los sin tierras, encargadas incluso a sus compañeras de trincheras, porque tienen sus medidas perfectas, conocen sus miserias, como Lady Scott, esculpiéndola en la Plaza Waterloo de Londres.No me gustan los depredadores, me gustan los inuits, de ellos es el hielo y el frío, de ellos es el poder y la gloria, sólo de ellos debería ser, porque son héroes cada día sobreviviendo sin dar dentelladas al universo.
Inuits del Polo Norte
P.D.: "Los Inuits llevaban tantas generaciones pisando sobre el Polo Norte y llamándose Vida, pero cuando la pisó un blanco, se la llamó Gesta. Y cuando 4 Inuits pisaron el Polo Sur se llamó Compañía y al blanco que tras pisarlo murió meses después en su intento por regresar, en lugar de Loco se lo llamó Héroe."
{¡B U E N A_____S U E R T E!}