Joaquino y Morales, sellando su alianza por la patria
- Definitivamente, Evo el Austero, ha de ser nomás el gran estadista de la historia que algunos cronistas pintan a rabiar con el estómago agradecido. La última encuesta de opinión arroja un 79% de aprobación de su gestión, no obstante la innumerable sucesión de escándalos, corrupción y hechos delictivos que su entorno ha perpetrado sistemáticamente. Como sea, este país de complacidos analfabetos que cura sus miserias con jaranas multitudinarias, aplaude con estrépito el circo plurinacional mientras le van cayendo migajas del festín: unas bolsas de fideos para los damnificados, una camioneta doble cabina para los dirigentes cooptados, una sede social para algún sindicato, pasajes y viáticos al por mayor, etc. Ni siquiera verdaderas herramientas de trabajo. Casi una década hablando de mecanizar el agro: con los pocos tractores importados llegaron también las verduras importadas. ¿Soberanía alimentaria? ¿dónde?,… ni en el gaznate de sus satisfechos apóstoles.
- Tan estadista es el hombre que debiera ser el rey de las estadísticas, pues no se ha conocido gobernante en la historia nacional que haya sido más inquieto y alérgico a un escritorio, salvo para promulgar tablas de ley con marcos dorados, que gusta siempre de mostrar a la prensa al modo Moisés. El “Cristo resucitado” necesita propagar personalmente su buena nueva por todos los rincones ya no a lomo de humilde transporte, sino practicando su política de cielos abiertos: en un dos por tres aterriza su avión y helicóptero en cualquier municipio y ay de aquel alcalde que no haya reunido a una muchedumbre, mucho peor si no colma el aforo de un coliseo que se ha de inaugurar. A cortes de tijera gobierna el alcalde de Bolivia, mejor dicho el presidente, que no solamente no duerme por la patria, también juega fútbol contra el hambre, el calentamiento global, la guerra, y lo que haga falta. He ahí un estadista de sangre, sudor y lagrimitas.
- Tan contento se encuentra el estadista, por la inminencia de su re-reelección que, en un alarde de magnanimidad, ha prometido regalar nueve helicópteros, uno para cada gobernador, para que estos puedan atender al pueblo con mayor celeridad, según sus palabras. Conocido es que en países de regímenes similares le sacan el jugo a estas aeronaves, como el gobernador de Rio de Janeiro que aprovechaba para transportar su servicio doméstico y mascotas durante los viajes de fin de semana. O de la presidente argentina que se hace llevar los diarios –con canillita incluido- en avión hasta su provincia de la Patagonia. Entretanto, ni pensar en helicópteros de transporte y salvamento para los desastres venideros.
- El modelo de bienestar que rige las democracias de Europa occidental, particularmente exitoso en los países nórdicos, ya suena obsoleto y anquilosado, demasiado burgués dirían algunos. En este país de Jauja -y tan digno por ensamblar computadoras made in Bolivia hasta cuya carcasa es china-, hace rato que impera el ultrarrevolucionario modelo del bienvivir ¿o era vivir bien? En cualquier caso, una costosísima y florida filosofía de mantel que se pretende exportar con ínfulas de un nuevo paradigma. ¿Vivir bien? ¿quiénes?
- A dos meses de las elecciones generales, empiezan a desfilar los candidatos por las cadenas de televisión. En épocas neoliberales bien recuerdo que para optar a una diputación hacía falta al menos cumplir 25 años y 35 para una senaduría. Ahora, gracias a la revolución democrática y cultural del tata Evo, cualquier chaval de 18 años puede alistar sus cuadernos para ir a sentarse en un curul y ejercer la patriótica misión de levantamanos. No hemos terminado de erradicar la desnutrición de nuestros adolescentes (solo fíjense en las selecciones juveniles frente a las demás del continente) y ya nos creemos más listos que los yanquis por llevar diputados de guardapolvo, para que discutan leyes como en un patio de colegio.
- No solo de imberbes estará adornado el parlamento, sino de una fauna de lo más variopinta. Ya nos hemos a acostumbrado a dirigentes mineros que acuden con sus cascos como si fueran sombreros, a indígenas disfrazados con ponchos, a otros indígenas que acudían con flechas y tocados. A rabiosos partidarios de la descolonización luciendo sombreros coloniales. También desfilaron exfutbolistas aunque extrañamente sin pantalón corto y chuteras. Pronto veremos a transportistas portando un overol o un carrito de juguete. Todos jugando a ser monjes por portar un hábito. Se sabe que el partido oficialista, lleva entre sus candidatos a ex misses y modelos, todo sea por engalanar el salón no solo de banderas y retratos. País que parece salido de una feria de Alasitas.
- Esto-colmó el vaso: algunos candidatos aparentemente han nacido bajo el signo de Job. “El Señor nos agredió, nos quitó (la dignidad), ¡bendito sea el Señor!” por poco dijo una dirigente de los indígenas amazónicos -apaleados en 2011 por defender su territorio-, al apoyar singularmente la candidatura del “hermano” Evo por supuesto mandato de las bases. Sirva también el caso de un candidato a senador, primo hermano del exprefecto de Pando, Leopoldo Fernández, humillado y encarcelado por el gobierno desde hace cinco años por presunto alzamiento armado. Lo mismo de un líder autonomista de Sucre que encabezaba asambleas y marchas fervientes contra el centralismo, ahora baja la cerviz y es premiado con otra candidatura. Pero se lleva la flor de indignidad el otrora alcalde potosino René Joaquino, a quien muchos veíamos como un ejemplo de humildad, superación personal y político honesto (una rareza en estas latitudes), que luego de sufrir una intensa persecución judicial, una destitución irregular y, para mayor escarnio, una condena judicial de tres años (aunque luego fue repuesto por fallo del Tribunal Constitucional y recibido en hombros por muchos ciudadanos). Pocos años después, como riéndose en todos los potosinos y demás bolivianos que simpatizaron con su causa, recibe al cacique mayor y se funde en abrazos como si nada. Todo por un bien remunerado cargo de senador. En resumen, al carajo la integridad personal, los principios ideológicos y éticos, y la suerte de los parientes y amigos, parecen decirnos estos serviles personajes que se alistan para hacerle la venia a su Señor.