Hace tiempo que me dejé de cóckteles y presentaciones. Me cargan. Recuerdo aquellos tiempos en los que Gallimard en el 16ème, y todas las Casas Editoriales que se dignasen, en barrios pijos y chics a más no poder y entre la crème de la crème, París ( y los nuevos ricos ensartados de perlas y bisutería) celebraba sus cóckteles y en los que nadie podía faltar ni faltaba.Hubo uno de ellos, en los que hablando con P. de La R, , ambos con nuestra copa de champagne en mano, vimos perplejos y de pronto, su carísimo YSL manchado en el hombro derecho por un vómito que le llovía desde el segundo balcón.Nos echamos a reír. El tufillo desentonaba entre tanto aparatoso glamour. Trepamos hasta ese segundo balcón y no puedo contaros ni desvelaré tal secreto, ni a quien vimos echando las tripas desde un balcón señorial, y con toda la distinción del mundo.
Lo miré, y le dije : Caballero, ¿¿se encuentra bien?? ¿¿No le importa haberse cargado un traje de YSL?? Y me dijo, ¿¿Ud quién se cree qué es para dirigirse a mí??
A lo que le contesté, o me deja que le corte la pajarita para mi colección o con esta foto, mañana con el nudo se los tendrá que poner Ud solito y de corbata.
Genio y figura...Ya me lo han dicho amigos, familia y hasta enemigos...;-)Y ahí la tengo desde entonces, y firmada para la colección.
Ya os cuento impresiones de la expo, porque no me la pienso perder.A este tipo de eventos de fin de año, me refiero, cuando os cuento que no me los puedo perder, aunque ni me apetezca...
P.S. Lari, sé que te hubiese encantado conocer a la saga Breton... ;-)