En estas reuniones familiares yo suelo contar mentalmente las horas y minutos que me faltan para salir de un espectáculo que nunca me interesó y en el que, por motivos tribales, me veo inmersa de vez en cuando. Procuro, así, ladear la cabeza y asentir estoicamente cuando el abuelo o la abuela de turno me presenta su retahíla de consejos sobre cómo debo educar y qué es lo mejor para Niña Pequeña, sin recordar que en una prueba de paternidad los genes mayoritarios serían los de sus padres, que a más inri, poseen su guarda y custodia legal y, por lo tanto, son los que deciden por ella hasta su mayoría de edad. Este suele ser un aspecto que los patriarcas y matriarcas del clan suelen olvidar, considerándose con el supremo derecho de poder decidir sobre la palabra, vida y obra, de los más pequeños. Y suele ser, por tanto, el aspecto que más nos hace a Él y a mí renegar cada vez más de los encuentros familiares.
