Murió rodeado por los 80 alcatraces de hormigón instalados por los agentes ambientales para atraer a otras aves y repoblar la isla.
Ya desde el principio mostró interés por una de las estatuas. Llegó a construirle un nido y pasaba largos ratos a su lado acicalándole las plumas que no tenía.
Una semana antes de la muerte de Nigel varios alcatraces llegaron a la isla, pero él no estableció ningún contactó con ellos. Al parecer, el solitario pájaro prefería la compañía de su fiel amiga de hormigón.]
Joan Manuel Serrat – De cartón piedra