De la chatarra a tu dormitorio. El arte de la guerra.

Publicado el 22 marzo 2011 por Oloman
La costa norte de Estonia y sobre todo sus islas, han sido durante años de ocupación una zona fronteriza infraqueable. Entre fortalezas, baterías de costa y otros sistemas bélicos, destacaban sus campos de minas submarinas; esferas y cilindros metálicos, con remaches, agujeros, espoletas y grilletes, cargados de TNT. Quién iba a suponer que un elemento tan destructivo, acabaría por ser usado como cama, sillón, mueble-bar o incluso como carricoche para niños. Pero ese es precisamente el final de esta historia que tiene como protagonista a uno de los escultores estonios más conocidos: Mati Karmin.

Imagen: Wikimedia

Tras el final de la Gran Guerra del Norte, Estonia pasó a formar parte del Imperio Ruso (1721) y la isla de Naissaar fue totalmente militarizada. A principios del siglo XX, Rusia comenzó a modernizar todas las instalaciones militares en el Golfo de Finlandia, con el objetivo de conectar las baterías de costa y campos de minas marinas de Naissaar y Mäkiluoto, que pasarían a ser el eje del nuevo sistema defensivo.

Batería de costa en Aegna.
Imagen: Wikipedia.

El proyecto se quedó sin completar debido al estallido de la Primera Guerra Mundial. Tras la retirada de los alemanes en 1918, los rusos volaron la mayoría de los edificios defensivos y Naissaar fue usada como base naval fortificada por la nueva República de Estonia hasta 1940. Posteriormente, esta vez bajo la influencia de la extinta U.R.S.S., la isla fue clasificada como instalación militar secreta. En el centro de la isla se construyó una gran factoría para ensamblar minas marinas, que podían ser transportadas mediante una línea ferroviaria que conducía directamente al puerto. Minar gran parte del Golfo de Finlandia en aquella época hubiera llevado sólo horas.

Imagen: Hot

Con su salida del país en 1990, el ejército soviético quemó los explosivos de todas las minas, abandonando una gran cantidad de estos artefactos, ahora inofensivos. Muchos permanecieron bien almacenados y en un perfecto orden, pero otros tantos quedaron dispersos por toda la isla. En diversas limpiezas efectuadas, muchas de ellas fueron llevadas a tierra firme como chatarra. Todavía hay un campo de minas en la localidad de Mädasadam, que se mantiene como atractivo turístico.

Y aquí, aproximadamente en 2003, es dónde aparece Karmin con su atrevido proyecto de mobiliario. La ambigüedad de estos grandes caparazones despertaron la inspiración del artista, que empezó a recolectar minas para contruir algunas de sus obras escultóricas.

Más adelante, usando parte de las esferas y los cilindros como módulos, los sillones, escritorios, camas, aseos, bares, bañeras, columpios y chimeneas, comenzaron a cobrar vida. De la mano del artista, la chatarra metálica militar se convertía en auténtico diseño moderno.

Aseo

Armario

Chimenea


Algunos detalles de calidad hechos a mano como mallas metálicas, cueros, granitos y vidrios, se iban incorporando a la chatarra de cobre aumentando la contradicción de los objetos y convirtiéndolos en un trabajo de calidad muy apreciado.

Bar

Sillón


La materia prima es un tipo de mina de aguas profundas denominada AGSB, que se fabricó en Rusia entre los años 40 y 50. Fue una gran mina galvánica equipada con dispositivo de bloqueo y dos antenas electromagnéticas de contacto. La antena superior se mantenía flotando mediante una boya y se utilizó principalmente como medio de lucha anti-submarino. Su carga explosiva era de 240 kg de TNT.
¿Material bélico, mueble o arte? Creo que todo a la vez.

Una colección que podéis encontrar en Marine Mine: The mine furniture. El resto de la obra de este artista también tiene buena pinta, por lo que si gustáis del arte en todas sus facetas, os recomiendo que os deis una vuelta por su web personal.

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