Revista Diario

De la importancia de los sufijos.

Publicado el 08 abril 2024 por Evamric2012

DE LA IMPORTANCIA DE LOS SUFIJOS

Iba yo el otro día toa puesta al cadalso, pero como ya os comenté en otra entrada, París está imposible, y con esto de poner al día los metros para los JJOO el transporte público es caótico, tanto que cuando fui a entrar en el vagón muleta en mano, en lo que una sra de mi edad va y me empuja, y empieza a correr a ocupar el único asiento que quedaba libre. 

DE LA IMPORTANCIA DE LOS SUFIJOS.

Los viajeros levantaron los ojos al cielo y suspiraron. En esos casos ni me suelo inmutar porque tengo un comodín: mi tarjeta de discapacidad, la cual me da prioridad para sentarme. Así que inhalé, exhalé, saqué mi comodín y se lo planté delante de su caradura. Me miró, e ipso-facto se levantó como si llevara un resorte en el trasero y cambió de vagón en la siguiente estación. Los 7 viajeros con los que compartí asiento algunos alzaron el pulgar, otro me guiño un ojo, una señora hasta me regaló una sonrisa de las pa enmarcar. De los 7 todos me alabaron el gesto excepto mi compañero de viaje a quien tenía justo a mi izquierda, un asiático que ni se inmutó, y siguió con los párpados silenciosos y los auriculares puestos como si nada, asistió inmune a la escena.

Saqué mi libro de coreano para seguir con el hangul, y empecé a repasar mi lección para mi clase de las 6, pero en eso que intercepté el vuelo de un mosquito talla XXXXL frente a mí y lo vi sigilosamente dirigirse a la sra que tenía justo en frente.Le lancé un suspirito, y ella con su manita lo envió a los cuatro viajeros de nuestra derecha. Era imposible no ver al monstruo díptero en su majestuoso vuelo, y estos cuatro estuvieron con sus manitas jugando al ping-pong con él un ratito hasta que el culícido regreso a nuestro lado. 

La sra lo volvió a apartar elegantemente con su manita, pero el asiático que yo pensaba y creía ajeno a todo aquello que le circundaba, cuando el monstruo zancudo se posó en su manga… zas, le arreó un manotazo que lo dejó en el sitio en un santiamén.

Yo estaba por aplaudirle, por gritar un olé tus wewos!!! Mientras pensaba éste no es budista, y se merece un altar a los exorcistas de los chupasangres, pero me contuve. No os podréis imaginar jamás la educación y la bienséance que se gastan los franceses de cualquier clase de la que provengan ante cualquier situación y sin mear jamás fuera del tiesto.

El asiático bajó antes que yo, y al salir, me dijo algo en chino mandarín.Yo, como he ido aprendiendo algo de la cultura asiática ( 4 años de nuera china en casa dan mucho de sí, y tras ruptura con mi hijo aprendes a diferenciar a un japonés, de un chino, coreano. taiwanés, vietnamita, tailandés y filipino para que no te traten de racista) le hice una reverencia que me llegó hasta los tobillos y que supo apreciar porque me la devolvió hasta con una sonrrisota muy a lo japonés, con tos sus dientes envidiables.Me atreví con un aligato, y me mostró su mejor reverencia y su mandíbula impecable. Era japonés, no me cupo duda.

Al llegar al cadalso, Fernández estaba en la puerta, y sólo se me ocurrió saludarlo con una reverencia japonesa, a la que me contestó con un “mira que puedes ser tontita” y a la que le devolví un tremendo “BaKa » (バカ)

…con un sonoro sonido que simulaba mi aumentativo…



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