De las Tinieblas, primer ensayo

Día 1 de oscuridad. Utilizo letras eléctricas en mi intento de traducir el cuaderno de arcanos, hecho de sensaciones y tinta de ensueño. Trato de comprender la vitalidad que año tras año rebrota según el otoño avanza hacia los primeros días del mes undécimo. Memoria que procede de la infancia, la cual requiere de la ecuación figurada que la construye en este Tiempo. Primera Imagen: lenta reducción del tiempo de luz diaria, desde el poniente llegan las ventiscas que aúllan. Prados, montes, callejones, esquinas, el horizonte, todo ello sometido al avance de la sombra. El contorno y la espesura de las sombras cambian y modifican la mirada. Yo (nosotros) soy esa mirada y en consecuencia las oscuridades que van emergiendo transmutan en espejos. Miras el atardecer, miras la calle, miras un rincón oscuro de tu habitación. Los aullidos del viento traen palabras, la pradera es un páramo de misterio, la montaña (Montduver) oculta a sus dioses, en el callejón guardo una sospecha, la esquina una encrucijada, en el horizonte se inscriben los límites de mi escritura. Luego, quedas atrapado en el enigma hipnótico de ese rincón oscuro que te eriza la piel. Y te preguntas, ¿qué son estos espejos?. Un niño no lo haría, el adulto en cambio necesita la Clave. Sólo he podido conocer el axioma de los Maestros, "Dominar el imaginario es el mayor poder", necesito crear la conciencia de ello. Por tanto, ¿qué me habla en el espejo?. ¿Qué son esas sombras?. Lo llamamos imaginación, ecuación, metáfora, jolgorio del escritor, discurso "underground", y piérdete en el infinito. Sigamos. Otra Imagen, o sea, espejo: un Reino de nubes azul tiniebla ha invadido el firmamento de nuestra ciudad. Metamorfosis en el color y la textura del cemento y de los contornos. Callejead bajo ese dominio y atreveos con una brújula distinta. Puede ser el tañido suave de un violín melancólico, un hombre extraño que esconde su duende mientras lee el periódico, un ama de casa que regresa a su hogar de suelos como patenas y paredes ensangrentadas. Las farolas son teas que señalizan el aterrizaje de tu ser encantado. Deja, por tanto, que ese reino de tinieblas impregne tus sentidos. Confabular con seres del averno te acerca a los tesoros que podrías necesitar para seguir echando raíces durante la estación invernal. Y cuando, en un día como hoy, la tiniebla arroja su lluvia de fermento entre viento y rugidos, nutre la tierra y la prepara de cara al vuelo de la próxima primavera, puedes palpar el vínculo que te unifica con la naturaleza. Entramos, pues, en el Samhain, o el "Halloween" anglosajón, tiempo de salas oscuras y de velas en el dormitorio que iluminan las letras de Lovecraft y otros peregrinos de lo oculto. He ido de lo abstracto a lo concreto, a base de cocina y arquitectura. No soy más que un aprendiz, no puedo ofrecer otra cosa aparte de presentar un ciclo de vida fantaseada. Quizá algún lector curioso sea capaz de utilizar mis palabras para crear su propia fórmula, intransferible, que le guíe hasta el núcleo de las imágenes. O de las letras.