Revista Talentos

de los adioses

Publicado el 23 julio 2011 por Diego @DiegoPlanisich

de los adioses"Quisiera no haber visto del hombre,la primera vez que entró en el almacén, nada más que las manos;lentas, intimidadas y torpes, moviéndose sin fe,largas y todavía sin tostar,disculpándose por su actuación desinteresada."Fragmento de "Los Adioses", J.C.ONETTI.
Los adioses nos hacen mejores...y poniéndonos en la vereda de enfrente, nos regalan una vista de la que no conocíamos su existencia.
Cada vez que ha llegado uno de ellos seguramente nos ha sorprendido. En la mayoría de las ocasiones nos han tomado a contrapierna, haciéndonos caer y sentir lo duro que es la vida y más, si ésta sólo se vive entre cuatro parecitas.
Los muertos viven entre cuatro parecitas y nosotros -a veces- también. Vivir así es como vivir dentro de un reloj, entre su cristal y sus agujas, donde nunca podremos ir más allá de esos límites sin golpearnos con el tiempo que nos arrastra.
Sabemos que varios de ellos llegarán, indefectiblemente, que se harán carne en algún momento u otro y no nos será sorpresa. Y allí estaremos para aparejar todo lo que se venga; los muros de contención que hemos construído durante toda nuestra vida es probable que sucumban, que tiemblen al menos, pues no hay garantías en esta vida que digan que estaremos a salvo de todo y de todos.
Puede que nuestros muros cedan un poco, pero también -y de ésto estoy seguro- puede que nos hagamos duchos en aparejar las situaciones que devengan de todo aquello que arremeta contra nosotros.
En esta estancia de Fueguitos -como diría Eduardo Galeano- nos ha tocado la dura tarea de mantenernos encendidos. Y cuando digo ésto lo digo pensando en que en el avanzar al camino deberíamos mantenerlo alumbrado, para que cada uno de nosotros podamos ir viendo donde pisamos, a quién tomamos de la mano y a quién miramos a los ojos al reconocernos. Y alumbrar y alumbrarnos, los unos a los otros, porque los adioses nos hacen mejores, porque nos paran en las veredas, en las de acá y en las de enfrente, veredas que nos dan el reparo suficiente para seguir andando, veredas que acompañan un camino, él camino, que es el Tuyo, el Mío y el de Todos.
Los adioses nos hacen mejores... o al menos deberían.
DP
*En la fotografía Paul McCartney con sus hijos, por Linda McCartney.

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