Entra en la habitación. Sale. Vuelve a entrar y de tanto buscarse se pierde en ella, en los tabiques de su nariz, que le impiden respirar.
Cuando intentó salir de sí mismo su otro yo empezó a decirle que a él no le gustaba todo aquel laberinto.
Sin nosotros, ellos no serían ni tan siquiera prohombres.
Mi naturaleza anda un poco alterada climáticamente, o mi ciclogénesis, pero que sepas que esto último me lo pediste tú, para modernizar tu pitopausia.
Entran en el habitáculo, apenas se hablan. Mudos de palabras se lanzan insultos de silencios.
Ayer, bajo el puente de los suspiros, exhalé mi último aliento. Y la luna se hizo cómplice de un suicidio pulmonar que dicen se llevaron algunas tramposas mariposas viscerales que sólo tenían hambre.
----------------------------------------------------------------------------Tengo miedo. Mucho. Estoy completamente aterrada. Seré tal vez una cobarde.Creo que sí. Lo soy. Pero le he pedido tantas veces a la vida que deje de alimentarme, que espero que ni mis despojos le sirvan de sustento a la peor de las carroñas.Me gustaría odiarte, odiarme, servirte en un plato de segundo, u ofrecerte como las migajas de una mentira de ésas que nos calzan tan bien el disfraz de esos incumplidos vals que sé que no podré bailar aunque quisiera ya contigo. Por mucho que me lanzaras la mano, o de rodillas, mi pie se niega a permitírmelo, y por mucho que quisiera, físicamente me resultaría imposible.Me diste la cara siempre. Sé que siempre has estado a mi lado. No sé si burlándote de ti mismo, o de nuestros absurdos arrebatos.Como siempre me dijiste en aquellos momentos en los que acabaste por arrancarme la sonrisa, te contesto que : "Bahhh, me haré las colitas y te perdonaré como lo hice siempre".No me queda mucho tiempo. Me siento desvalida, desamparada, y arrastrando un miembro que quisiera ya amputarme de una vez y de cuajo.Una vez me dijiste que sin él ya me querías, y que sin su compañero, me ibas a querer el doble.Lo peor de todo es que ya ni las manos me responden. Ya no logro escribir.Espero que mi última rabia sea para responderle al perplejo mundo que me rodea que nunca sea capaz de entender nuestras verdades ni nuestras mentiras, esos secretos tan tuyos y míos que deseo se esparzan en cualquier océano lejano, y arrastre todo lo que nos dijimos o nos silenciamos.
Tengo miedo. Mucho. Lo confieso. Quisiera no estar hoy en mi pellejo.La fortaleza de una, tal vez resida en las flaquezas que acaban por hundirnos.No sé, mil disculpas, pero es que este blog, que hasta hace poco, me había servido incluso de terapia, ahora ya no me da ninguna seguridad.
Y a quienes creyeron en mi magia, ojalá ésta sea capaz de acompañaros siempre.