De monarquía bananera a república

Por estas latitudes estamos acostumbrados a oír el término república bananera de forma despectiva en referencia a países en los que la calidad de vida y la organización es caótica. Muchas veces se denomina así incluso a estados que no se constituyen como una república o que lo son de nombre pero que en la práctica son autarquías disfrazadas. En cualquiera de los casos parece que interesa asociar la república a algo negativo, por contraposición a lo beneficioso que es una monarquía parlamentaria ejemplar como la nuestra; aunque este beneficio sólo esté a disposición de la oligarquía que decide el rumbo del país desde la sombra.
Pero del mismo modo en que se asocia el término república bananera a un país caótico, no nos debería extrañar que se nos pagara con la misma moneda y cualquier día se refieran a España como una monarquía bananera; a pesar de que sólo se cultive este tipo de fruta en los territorios africanos y en el sur de la península Ibérica.
De esta forma podrían decir que España es una monarquía bananera porque:

• Hay una  sanidad pública, que sólo usa el que no puede permitirse pagar sanidad privada.
• Hay una sistema de justicia universal que puede investigar cualquier cosa, en cualquier lugar del planeta, excepto en su propia casa.
• El sistema político funciona a base de sobornos y hay constantes escándoaos que salpican a cualquier partido que alcanza una cuota importante de poder.
• La gente invade las calles si hay algún acontecimiento deportivo, pero se queda en casa cuando lo que peligra es el sistema de pensiones.
• La gente se queja de los impuestos que paga, pero se esfuerza más en no pagarlos que en exigir que no se despilfarren dichos impuestos.
• Los empresarios consiguen mejorar sus márgenes de beneficios a base de quitarlo de los sueldos de los trabajadores.
• Siempre existe una ley que justifique el derribo de una propiedad de gente humilde y otra que respalde la permanencia de cualquier propiedad de la gente con poder.
• Somos un ejemplo de democracia en la que los partidos mayoritarios nos funcionan de forma democrática y no se puede elegir democráticamente al Jefe del Estado.
• Todos somos iguales ante la ley, excepto si no tienes amigos que te echen una mano.

Esta lista hace referencia sobre todo a la parte bananera. Esa parte de la que no nos podemos escapar, porque parece ir de la mano del todavía todopoderoso capitalismo. Lo que sí que tenemos al alcance de la mano es eliminar de nuestras espaldas el la losa de la monarquía que por mucho que la intenten dar un toque folclórico y distintivo, no deja de ser un residuo evolutivo como la cola de un renacuajo.
De modo que sólo es cuestión de tiempo que perdamos esa rancia cola y evolucionemos hacia una república. Pero no se trata simplemente de que pasemos de tener un jefe de Estado vitalicio a elegirlo cada unos cuantos años. Hay algo más. Se trata de que cambiemos el sistema y de que asumamos que no hay ningún elemento paternalista por encima que cuide de nosotros -de hecho nunca lo hubo- Se trata de que a nivel individual hagamos un ejercicio de responsabilidad y de participación en lo que queremos que sea el país en el que vivimos.
Y si a nivel global no hay suficiente gente que esté dispuesta a dar ese paso de responsabilidad que hace falta para vivir en una república, seguro que hay partes de la península en las que la gente que quiere una república es mayoría. Y tampoco veo mayor problema en que se vayan escindiendo repúblicas de la monarquía bananera. Llegará un momento en el que tengan que modificar lo que quede de constitución para que pueda reinar el obispo de Madrid.
Sé que la tercera república está más cerca. Pero no por ello me voy a relajar y sentarme a esperar, más bien al contrario y siempre que tenga oportunidad para reivindicar la república y echar una zancadilla a la monarquía: lo haré.
Es insultante que se esté planteando modificar la constitución de 1978 para que pueda perpetuarse en la cargo la nieta del máximo responsable del estado, y no se quiera modificar la constitución para mejorar la organización territorial o la separación real de poderes.
Espero que la inoperancia de quién tiene que tomar esa decisión se alargue lo suficiente en el tiempo para que en lugar de modificar la constitución para perpetuar la sucesión, sea para eliminar el título que hace referencia a la corona. Es loable que a la nieta del Jefe del Estado se le quieran dar los mismos derechos que tendría si fuera un hombre. Pero no me parece justo que para darle igualdad de derechos a la niña, haya que pisotear los derechos de millones de ciudadanos. Yo exijo mi derecho a poder ser elegido democráticamente como Jefe de Estado por mis conciudadanos.
¡Viva La República!
keagustitomekedao