De monocitos y otros leucocitos

Publicado el 11 junio 2015 por Evamric2012

Me despierto hematológica con un sol radiante respirando por las venas.

Con el hemograma saltando por los aires y guiñándole un ojo a los hematocritos, que risueños, e intentando ganarle la carrera a la VSG me cogen de la mano para sacarme a bailar. Los leucocitos me piden un tango con la pierna estirada en alto vuelo con la raja de la falda polinuclearando faralaes mientras los neutrófilos y los eosinófilos le dicen a los linfocitos que aunque ellos hayan proclamado su alto vuelto en un hip hop, las plaquetas ya están listas para la presentación del nuevo CD que estrenaremos este próximo verano ya en ciernes.

Que nos sobra creatinina por bulerías para seguir inflamándonos el pecho ante tanta velocidad de segmentación globular.

Que con este ritmo tan alto navegando por la sangre, vengan piratas a mí. Y que llegue pronto la San Juan para abrazarme a tu cintura.

Y pisst, pisssttt, sí, a ti te digo, y te repito, sin mentirme ni mentirte, que ya sé que no habrá milagros, pero que ¡ay!, esa sonrisa bien vale todos los besos que has dado y que diste, que sí, que va e igual hoy te pasa como a mí y que levantarte es un tormento, y te dices que qué más me da si perdí/mos más batallas de las que gané/amos, y ni siquiera cosechamos ni un tercio de lo que sembramos, y que aunque a todo cerdo no le llegue su San Martín seguiremos comiendo jamón bajo la luna de Triana.

Que vale la pena esperar, dices, que por muchos guantazos, aguante/s, que quién sabe los ases que esos tacones nuevos aun guardan debajo de las suelas, o ese cuello de tu camisa la de carmines por lucir, que hasta esta misma mañana me sorprendieron mis labios cuando te estrené un te quiero recién duchadito y perfumado y te lo planté en mitad de la boca para desayunarte a besos con mermelada de rosas sous ce ciel de Paris siempre renovado.

Y que mientras tanto, sigas haciéndome sonreír como tú sabes, sin dejar de jugar al escondite o a la rayuela hasta tocar el cielo, hasta que duela, o hasta que el último metro se nos lleve por delante,

sacándole la lengua a estas certidumbres pese a que las sintamos afiladas en el quicio de una nueva caída, y sí, por favor, sigue sonriéndome en la boca mientras me besas, y hazme saltar la bilirrubina que me queda por las nubes, y ya que estamos... venga, vale, yo te haré estallar la hemoglobina, mientras vas componiéndonos los acordes de esta analítica viral: .