Revista Talentos

De políticos machitos y analistas de última hora

Publicado el 04 septiembre 2014 por Perropuka

De políticos machitos y analistas de última hora

Pero si somos todos unos campeones (datos del PNUD)


Estas semanas de plena efervescencia electoral, la arena política se ha convertido en un vergonzoso circo donde llueven los escándalos de toda índole, confirmando la percepción de que la peor gente se dedica al ejercicio de la política. En los últimos cinco años, ya hemos visto desfilar la enorme cantidad de “servidores públicos” (especialmente de filas oficialistas), pillados por borrachos, corruptos, ladrones, extorsionadores, narcos, golpeadores hogareños, acosadores y hasta violadores. Pero es de especial interés la polémica que se viene suscitando a raíz de que candidatos a diputados y senadores se han tenido que bajar del carro ante la presión social, por hacerse público sus aficiones de andar entrenando al boxeo con el cuerpo de sus parejas.
Sin embargo, como vivimos en el paraíso de la hipocresía, no extraña que el gobierno haya movilizado a sus activistas, algunos muy bien camuflados, para defenestrar a cuanto opositor asome la cabeza más de la cuenta, poniendo énfasis en casos de violencia intrafamiliar, que como bien sabemos es una lacra difícil de extirpar y de la que no se salva ni siquiera la clase pudiente, como han revelado algunos audios sacados a la luz, que además de desnudar actitudes machistas y patriarcales, muestran lo bien organizados que están los servicios de espionaje estatal. Eso sí, mandan a sus periodistas y otros opinólogos a montar sendas tertulias en televisión y atizan las redes sociales para condenar al contrario, pero bien que se callaron ante el caso idéntico de un senador suyo, escudándose en la treta de que era un proceso de ámbito privado, a pesar de que se filtraron algunos detalles sórdidos de la causa judicial presentada ante un juez de familia. No tienen inconveniente en filtrar los trapitos sucios del enemigo y, al contrario, encarcelan a la velocidad del rayo, a un opositor que presentó una grabación donde se escucha al presidente Morales jactarse de que la cumbre del G77 tenía un propósito puramente electoral, como ya presuponíamos muchos.
En cualquier caso, es una excelente estrategia distraccionista el agitar un tema tan sensible. Viene bien marear la perdiz para tener ocupada a la población en los pormenores de culebrón mexicano, entretanto se soslayan la economía, la inseguridad, el desempleo, el narcotráfico y otras problemáticas de urgente necesidad. No pretendemos minimizar el asunto, pero como todo escéptico que se respete, a mí no me conmueve toda esa ola de reciente indignación y fusilamiento mediático contra todos esos cavernícolas Warmich’allpas que pretendían acceder a puestos de poder, sean de cualquier bando. La experiencia demuestra que tanta alharaca no es más que un aparatoso rasgamiento de vestiduras para darnos un barniz de civilizados. La condena moral es solo coyuntural. Pasada la resaca electoral y con el caudillo re-reelecto, otra vez celebraremos sus chistes machistas y misóginos, y seguiremos otorgando perdón a algún politiquero por sus declaraciones aberrantes sobre las mujeres: “el Ciro (un bruto candidato a senador cochabambino) no tiene experiencia en política, hay que disculparle”. Como seguiremos tarareando las vulgares coplas sexuales de Los Kjarkas -calificados por otro escritor masista como eximios exponentes de la picardía local-, tolerando que algún viejo verde siga sobando a sus subordinadas, disculpando que algún asambleísta deje el ojo morado a su novia, o haciéndonos a los sordos cada vez que concejales rurales ejerzan el acoso político contra mujeres colegas hasta extremos de rondar el asesinato. El machismo lo heredamos desde la cuna, desde aquella fémina que perdona a su agresor justificando que es por amor, o desde esa madre que aconseja al hijo que debe sentarle la mano a la nuera para que lo respete. Ni con leyes específicas y dizque ejemplares para el mundo vamos a revertir la situación. 
Ayer mismo por la noche, veía a una guapa abogadita (por lo jovencita) efectuar un oportunísimo análisis contra la actitud de tolerancia y complicidad del principal líder opositor, que buscaba proteger a su subordinado político acusado de golpear a su mujer. Y uno medianamente se pregunta dónde estaba esta Juana de Arco de los Derechos de la Mujer cuando el presidente hacía la corte a sus ministras con sus repulsivas coplas carnavaleras. Dónde estaban los referentes morales que desde hace años brillaban por su ausencia y hoy curiosamente brotan como hongos, dispuestos a escudriñar hasta el último recoveco del alma de los políticos cuestionados. Entre aquellos, sobresale un antiguo portavoz de un partido de derecha, reciclado como sesudo analista de última hora, evista solapado que acaba de montar el chiringuito en un canal paraestatal, medio que aunque se esmere en mostrarse imparcial en sus “noticias creíbles”, a nadie le queda duda de que su director es un periodista al servicio del gobierno, como quedó desenmascarado por otro colega que hizo honor al oficio.
Así las cosas, es impresionante el montón de académicos, columnistas, artistas y escritores que han sido tragados para la causa del oficialismo o, en algunos casos, seducidos gratuitamente por el “inconfundible liderazgo” del cacique. Desde politólogos changos hasta presentadoras aspirantes a doctorados PhD., que no cesan de alabar la retórica populachera a título de “dotes comunicacionales” de Su Excelencia; lectura de la realidad que parece estar únicamente al alcance de quienes ostenten tan rutilantes cartones. Otros se inventan negocios de opinión para recibir auspicio gubernamental, como el espacio televisivo “Esta casa no es un hotel”, ridículo cartel para un programa que se las da de inteligente tribuna de análisis político, cuyo panelista estrella era un seudointelectual apologista del gobierno, un barbudo imberbe con acento españolizado que indefectiblemente ha sido premiado con una candidatura a diputación segura. No extraña considerando que cualquier graduado de universidad extranjera se constituye al instante en una inspirada lumbrera en este país de postrados analfabetos. Así hizo sus primeros pinos en política el actual vicepresidente, de analista coyuntural a luchador social de escritorio, porque de marchar de cara al sol o masticar coca ni en broma. Evo Morales se dejó encandilar por su verborrea grandilocuente y ahí lo tiene de compadre, socio y confidente, pegado como una lapa.  Encima, cualquier plumífero foráneo viene a darnos cucharadas de nuestra propia historia. Ningún académico paracaidista, por muy estudioso o investigador que sea, puede pretender venir a explicarnos cómo hemos vivido en nuestra propia tierra. Como si alguno de nosotros pretendiera enseñar las artes de pesca a un gallego. Que conocemos bien a nuestros políticos y dirigentes, y sabemos mejor que nadie de qué tela están cortados. 

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