Ayer fuimos a ver Ocho apellidos vascos, como parece que hizo media España, al Cinesa Manoteras. Un poco de distracción de domingo por la tarde tras un paseo por la Casa de Campo se antojaba como buen plan para terminar un fin de semana redondo.
Me gusta bastante el cine y la ficción nacional últimamente me está dejando buen sabor de boca (con Tres Bodas de Más no podía parar de reír) así que nos acercamos a Manoteras, por cercanía, sin saber cuánto íbamos a tener que pagar.
Llegamos al cine 15 minutos antes del inicio de la peli (19.15) para tener tiempo de coger las entradas, pillar algo para comer y ver los trailers previos (lo reconozco, ¡me encanta!).
Pero en cuanto aparcamos vimos que además de las habituales colas de domingo había algo raro en el ambiente, eso a lo que yo llamo descontento generalizado.
Vale que no es urgente entrar a una hora u otra a ver una peli, vale que estamos hablando de ocio y que no pasa nada por esperar una cola de 10 minutos que no avanza, lo que no se puede aceptar es que un domingo por la tarde, de los 5 puntos Ticketmaster que había para venta de entradas sólo funcionaban dos (¡y mal!), que las colas sean eternas para que te atiendan con una sonrisa y te vendan una entrada de ¡¡9,40 euros!! (más el parking, mínimo de 1,85€) y luego cuando entras a la sala -patrocinada por Gas Natural y llena de basura en el suelo- te tienes que sentar en una cosa así ¡llena de mierda!
Desconozco si son conguitos o restos de chocolatinas, para mi lo que es, es una vergüenza del tamaño de una catedral y siento que se ríen del consumidor y de los amantes del cine. A estas condiciones cochambrosas se suma la media hora de publicidad que tuvimos que comernos hasta que al fin empezaron dos trailers y luego la película. Señores, ¿qué nos está pasando? ¿De verdad creéis que alguien que paga de media 12€ quiere vivir esta "experiencia del cine"?No entiendo cómo Cinesa puede permitirse estos lujos, abandonar a su suerte las salas, no cuidar que Ticketmaster funcione correctamente ¡un domingo por la tarde!... en fin, nos quejamos de que el consumidor no acude al cine, pero es que para encontrarnos con pocilgas patrocinadas con costes de acceso a 10 euros/cabeza, lo que me extraña es que aún haya gente que siga insistiendo...
Ticketmaster merecería un post aparte, una chica de unos 15 años se fue casi llorando porque iba a comprar entradas para ella y sus amigas y la máquina se bloqueó en el número 3. Compró tres entradas y luego iba a comprar suelta la siguiente. Y la máquina ya no funcionó más. Con las colas que había tuvo que dejarlo y le dio a sus tres amigas las entradas y ella se fue sola a casa. Una experiencia más... frustrante para el consumidor... y luego nos preguntamos por qué el cine pierde adeptos.