¿De qué depende el que una obra tenga éxito?, es la pregunta del millón. La reciente campaña de la Generación Kindle podría darnos algunas pistas referente a si el marketing es uno de los ingredientes. Yo diría que no.
Antes de la campaña conjunta (y hablo a título personal) mi novela La búsqueda ocupaba el primer lugar en Amazon.com y sigue en el mismo sitio después de dos semanas de promoción, con lo que suma trece semanas. En Amazon.es sigue fluctuando entre el puesto 6 como más alto hasta el 10 o 14 como siempre, desde antes de la promoción. He notado que en lugares donde la publicidad no iba dirigida empezó a repuntar, como Alemania y Reino Unido.
Mis otras novelas siguen igual en el ranking americano (que engloba a toda América, Australia y otros países) todas están dentro del top 100 general. He notado que El manuscrito vuelce a escalar posiciones después de haber desaparecido de la lista desde que fiché con B de Books. Claro, empezó a venderse en España por La Casa del Libro donde estuvo por cinco meses en primer lugar, y en Grammata por casi seis meses, supongo que la diversidad de lectores electrónicos hizo que la gente los comprara en otros formatos.
Sin embargo, sé de casos en los que el autor no hace publicidad en absoluto y llega al primer lugar como en el caso de Fernando Gamboa y su novela La última cripta que ya lleva más de una semana inamovible en Amazon.es. ¿Qué sucede en estos casos? Que el autor no es un novato, es un escritor con varias novelas en su haber, todas de éxito, no debido a la publicidad, sino al contenido, es decir, su novela es buena.
Me viene a la mente el caso de Mikel Santiago, autor de Historia de un crimen perfecto, que sin ninguna clase de publicidad es un best seller en Barnes & Noble. ¿Qué significa esto? que una novela empieza a venderse porque funciona la recomendación del boca-oreja. No se me ocurre otra cosa. Podemos inundar de publicidad Twitter o Facebook, este último muy poco efectivo, porque como siempre he dicho, solo ven los anuncios las mismas personas que también quieren vender sus propios libros, y ya ni siquiera merecen un comentario de los demás participantes de tanto que los ven. En definitiva he dejado de participar en los innumerables grupos de FB, al único al que sigo asistiendo es al de la Generación Kindle, porque es donde más conocidos tengo.
Pero la mayoría de los anuncios que allí se dejan son comentados por unos pocos, algunos ni siquiera se dan la molestia de felicitar por un logro, y es patente la envidia que destilan sus ausencias. Hay quienes piensan que son unos genios, pero no venden una hostia, otros que aconsejan acerca de cómo presentar mejor el libro, pero tampoco venden nada, la mayoría está a la espera de que alguna especie de milagro los lleve a la tan ansiada lista de los 100, pero me temo que ese milagro no se dará pues está visto y a las pruebas me remito, que los que llegan arriba son los mejores. No es casual por ejemplo, que Fernando Gamboa ocupe el primer lugar, y que cualquiera de los 100 de la lista esté allí. Tiene que haber un trabajo detrás, un deseo de ofrecer un buen material sin deseos de hacerse rico, pero sí hacerse conocido lo que a la larga rendirá mejores frutos, pues si te conocen leerán el resto de tus libros.
Obviamente si un libro es mediocre, no seguirán comprando los demás del mismo autor. También hay un tema peliagudo con el asunto de los comentarios en Amazon. No es verdad que los lectores se dejen influir por los malos o los buenísimos comentarios. He visto libros muy mediocres con comentarios de 5 estrellas a granel, y sin embargo no se venden. Y he visto comentarios negativos, inclusive recomendando no comprar la novela y sin embargo se sigue vendiendo como si nada. En el caso de La búsqueda y El manuscrito, sucede, pero he dejado de fijarme en los comentarios puestos a mansalva, inclusive por los propios compañeros de la GK, yo prosigo mi marcha como si la cosa no fuera conmigo, porque ya experimenté que los comentarios malintencionados aunque estén disfrazados de "buena fe" no afectan en absoluto la venta del libro.
También está el problema de los comentarios que desaparecen. El caso de Jordi Díez, autor de El péndulo de Dios, que le borraron cerca de diez comentarios de un plumazo, no sé a qué se deba, supongo que errores de Amazon. A propósito, una novela muy bien escrita, su autor ha sido fichado por Ediciones B, con esta nueva propuesta; ya anteriormente había publicado con ellos, como dije en un post hace unos días. No es casual que esté hace meses entre los 6 primeros de Amazon.com.
Las editoriales siguen escogiendo de las filas de Amazon, pero se han vuelto más cautelosas, pues no todo lo que brilla es oro, y actualmente las novelas que ocupan los primeros veinte lugares pertenecen a editoriales, y las que no, aparentemente no les interesan. Es muy difícil separar el trigo de la paja, por lo que editoriales como Tagus (libros digitales) Roca, y otras, prefieren seleccionar a la usanza antigua los próximos lanzamientos digitales y parece que lo están haciendo con bastante acierto, muchos de sus libros ocupan lugares de relevancia en las listas, lo que resta oportunidad a los escritores indies.
En buena cuenta se está cumpliendo lo que pronostiqué hace un par de meses: Iba a llegar el momento en que a los que comenzaran a publicar en Amazon por primera vez les sería muy difícil escalar posiciones, porque las editoriales empezarían a salir de la modorra y pondrían en circulación títulos atractivos con portadas profesionales y contenidos previamente pasados por el tamiz de los correctores editoriales, a precios competitivos, obviamente.
Bueno, amigos, en vista de como están las cosas, no puedo menos que desearles mucha suerte, que es un ingrediente que nunca debe faltar, pero antes que nada, como siempre, recomiendo revisar a fondo sus obras, no subir cualquier cosa por el apuro de publicar, pues irá de seguro camino al fracaso. La competencia hoy en día en Amazon es muy fuerte.
¡Hasta la próxima!