Revista Literatura

¿De quién es este muerto?

Publicado el 29 junio 2012 por Humbertodib
¿De quién es este muerto?
Estaban todos hablando. Estaban todos muertos.
-Ay, Irma, hoy ando con un dolor de espalda terrible, llevo 15 años en la misma posición, no aguanto más.-Quédese tranquila, Nélida, ya se va a acostumbrar, yo hace 60 años que estoy así, ni me acuerdo del dolor.-Claro, Irma, pero es que a usted ya se le desintegraron las vértebras, así cualquiera…
Estallaron en una risa.
-Siempre tan cínica, Nélida, no se puede tener una conversación seria con vos.-¿Con “vos”?, se le pegó el “vos”, Irma, antes usted decía “contigo”.-Claro, como ahora no puede escuchar las radionovelas de Alberto Closas, habla de "vos", Irma perdió sus aires de española.
Otra vez las risas.
-No sólo que no escucho mis amadas radionovelas, sino que me contagié el “vos” de esos de ahí abajo.-Un poco más de respeto, che, patroncita, que “esos” tienen nombre y apellido.-No nuestro apellido, por cierto, no se olviden que ustedes están acá de prestado, esta es la bóveda de los Quintana Lafinur.-No es culpa nuestra, doña Irma, el patroncito Raimundo era un santo varón y permitió que todos los peones de la estancia descansáramos aquí.-¡Por favor, ocho desconocidos! Encima el abuelo Raimundo falleció en el naufragio del Arkansas, así que ni siquiera lo tenemos acá para que se haga cargo de esta irregularidad. ¡Cómo se lavó las manos!-Se lavó más que las manos, Irma, imagínese que está en el fondo del Atlántico.-Y le salen pececitos de la calavera.
Largaron la risa de nuevo.
-No se haga mala no-sangre, Irma, que escuché que nuestros retataranietos van a sacar a estos intrusos.-Nada de intrusos, che, vieja sotreta.-Calma, un poco de calma, señores.-Es verdad, cambiemos de tema, ¿alguien sabe algún chiste de vivos?-Uf, ahí lo tienen a José y su humor blanco.-Yo no escucho esas cosas, a mí me dan miedo las historias de vivos.-Los vivos no existen, son habladurías.-Pero claro que existen, Omar, ¿quiénes son los que vienen cada tanto a pasar un trapo por el mármol, si no?-No sé, ya te digo, yo no creo en las historias de supratumba.-Cállense, cállense, que oigo ruidos.-¡Silencio, canejo!-Me parece que viene un vivo.-Uy, qué miedo.
El anciano entró en la bóveda con paso inseguro. En una mano traía un ramo de calas y con la otra se agarraba de la barandilla de la escalera caracol.
-Creo que es Héctor, el marido de la tía Clara.-Tía, mire quién viene.-¿Qué m’hijita? No oigo nada.-¡Cállense, les digo!
Cuando ya había descendido unos metros, el anciano tropezó en un escalón y cayó al fondo de la bóveda como una bolsa de papas. Todos los muertos se descostillaron de la risa.
-Che, es el marido de Clara, no se burlen así.-Es que… es que… fue muy gracioso.-Muy torpe, dirás, además qué importa, si total no nos escucha.-Sí que los escucho- dijo el viejo, estrenando su condición de finado.-Usted sí que tuvo una muerte ideal, Héctor, ni siquiera van a tener que sacarlo para el velorio. Dígales que lo dejen acá nomás, así se ahorran dinero, llantos y traslados.-Jajajajaja.-Jejejejeje.-Quiás, quiás, quiás, quiás.
Nadie pudo contener la risa, pero el flamante óbito no se daba por aludido.
-¿Sos vos, Clara? ¿Vieja?-Sí, Héctor, soy yo, no te preocupes por nada que voy a estar acá a tu lado.-Eh, es que… es que yo tengo… bueno, tenía otra mujer.-¿Qué?-No te enojes, Clara, es Martita, vos la conocés, la nieta de esa amiga tuya del club.-Ah, no, viejo verde, pero si tiene 5 años.-Ahora tiene 21, vieja, los años pasan.-Jua, jua, jua, jua.-He, he, he, he, he, he.-Uy, si todavía los tuviera, me estaría descojonando de la risa- dijo un desubicado.-Héctor, deciles algo.-Pero, Clara, entendeme, vos te moriste hace muchos años, me dejaste solo.-Jovato sinvergüenza, ¿vos creés que yo quería morirme? ¡No irán a traer a esa mocosita acá, yo revivo si pasa algo así!
Una nueva risotada recorrió toda la bóveda de los Quintana Lafinur. Y siguieron así durante dos días y tres noches, ajenos a la tonta creencia popular de que la muerte es un asunto triste.
*Dedico este texto a Mos, del blog www.mosenlaorilla.blogspot.com, el que pase por allí ya sabrá el porqué de mi agradecimiento.

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