Tras varios meses de ausencia,
regreso a este habitáculo.
Paradójicamente,
mi regreso coincide con el anuncio de la vuelta del ex Presidente del Gobierno,
José María Aznar, a la primera línea del PP. Estaba cantado. Si ciertamente
Mariano Rajoy y sus ácidas medidas han logrado repuntar la economía de los
españoles, dentro de su casa, en su partido, ha fracasado estrepitosamente.
Un
Presidente del Gobierno tiene que ser el líder de su partido, y cuando le zancadillean
o le incordian, debe marcharse. Claros ejemplos hemos tenido estos años de
democracia: Adolfo Suarez y Felipe Gonzalez.
Pero
Rajoy ha fracaso estrepitosamente como presidente del partido. Le salieron
varios granos: y algunos con infección como Asturias, Madrid o la Comunidad
Valenciana. No ha sabido cortar de raíz los problemas internos y su
indefinición, al contrario, los ha aumentado llegando casi a una metástasis. No
ha sido capaz de aplicar el tratamiento ni la dosis adecuada, y ahora porque el
enfermo está terminal.
El
PP sólo un tratamiento de urgencia para curar al enfermo; una receta que tenían
guardo en la farmacia y que no querían utilizar. El tratamiento tiene nombre de
varón (con uve). Creo que Aznar es el único que puede poner orden y concierto, poner
a b8uen recaudo las disidencias internas y aglutinar al partido, como ya
sucedió años. Tiene un trabajo importante previamente; sanear su imagen pública,
tan perjudicada por su inclinación tan conservadora. Si lo consigue, y medios tiene,
puede ser un buen presidente del partido. A las personas hay que reconocer su
trayecto nos guste o no, comulguemos con ella o discrepemos.
Llegados a este punto se plantea una disyuntiva. Estamos en un año
eminentemente electoral, ¿se va a dar una bicefalia dentro del Partido Popular con
dos gobernadores: uno en La Moncloa y otro en Genova? En tal caso, ¿Quién tendrá
el peso político? Creo la respuesta está contestada. Otra cosa diferente sería
que Rajoy diera un paso atrás con los ojos puestos en el mes de noviembre. Pero
tengo mis dudas. A nivel de gobierno, está jugando con cierta astucia, aunque
la última palabra, afortunada y lógicamente, no será la suya. Suceda lo que
suceda, vamos a ser testigos de excepción de un cataclismo puertas adentro del
PP. Nos esperan unos meses ciertamente irresistibles.