De soledades a soledades...

Hace unos días, empecé a escribir algo acerca de un libro que me recomendó una de mis amigochas que luego viene a esta ca sa pint ada a dejarme comentarios anónimos (no lo son para mí pero se marcan de esa manera). Mi idea era hacer un intento de reseña; soy mala para eso; existen en el internet personas con capacidad crítica e inteligencia para la reseña de textos como . Es por eso que no me animaba a dejar este post. Luego volví al intento cuando mi Marichuy colgó un post acerca de la soledad. Fui y le puse un comentario donde dije algo acerca de este libro e hice mofa sobre nuestra soledad. De nuevo me ganaron otros vientos y no escribí el post. Con un frío disfrutable, café cargado y a falta de un hombre que me dé calorcito, me siento en el ordenador a compartir con ustedes esto.

Con la gachita comparto mi afición a la fuga con letras. Nos prestamos libros, yo le recomiendo y ella hace lo mismo. Juntas también, vamos a gastarnos parte de nuestras quincenas a la Gandhi o a las ferias de libros. Incluso lloramos cuando alguna que otra historia nos llega a las entrañas. Ahí nos verán, en la degustación de letras, vinitos tintos (ella sabe más de eso que yo) y de mezclas distintas de café que alguna de nosotras descubrió.

El hallazgo de un libro nos llena de emoción y, corriendo, nos buscamos para platicar y hacernos llegar lo que encontramos. Así fue que Ale Florenzano me habló de La soledad de los números primos de Paolo Giordano.

A ella la conmovió entre muchas otras cosas sentirse de alguna forma reflejada en los personajes. A mí me impactaron los mínimos detalles en los que estamos sumergidos día con día, y que la cotidianidad nos impide asignarles el peso y el valor adecuados. El autor brinda un bosquejo amplio en el desarrollo de nuestra propia personalidad. Ser fuertes, intensos, depresivos y manipulables son rasgos de carácter con lo que nacemos. La personalidad es otra cosa muy distinta. Se trata del resane de los mínimos detalles. El tiempo y las trabas que nos coloca la vida, nos proporciona la actitud con la que afrontaremos las nuevas experiencias. Lo externo y las definiciones de los adultos nos marcarán para siempre.

Así, en ese contorno desfilan los personajes (Mattia y Alice). Marcados, primero por alguna frase u obsesión de sus padres y, después, por acontecimientos que los esperan en algún rincón de un parque o de alguna cima con nieve; situaciones que están fuera de su control.

Somos seres marcados, de eso no tengo duda. Pero existen algunas marcas con peso considerable que nos hacen convertirnos en personajes de novela. Mattia se aísla, Alice es rechazada. Dos soledades distintas y al mismo tiempo tan iguales.

Me encantó la metáfora de los números para explicar esa historia de amor. Aunque por momentos la sentí de terror. En otros me enojé tanto, que dejaba de leer.

La disfruté con lentitud, incluso releí capítulos. Quedé satisfecha porque también asimilé algunas cosas con lo que respecta a esto de la escritura.

Paolo Giordano tiene una capacidad envidiable para perfilar a sus personajes no sólo en lo físico, sino en lo psicológico; los planta frente al lector con una realidad desgarradora.

Es un libro que me gustaría que leyeran los que tienen la fortuna de ser padres o los que lo desean y van a serlo. Es tan fácil marcar de manera negativa a un hijo.

Mi amigocha encontró un blog -así como el de Ever- que tienen buenas recomendaciones de libros. Les regalo el LINK con la reseña de La soledad de los números primos. Eso sí, les aseguro que es mejor que esta mía.

FIRMA: Un ser de este mundo

Foto inicial cargada en flickr por tomy-joy