Originalmente publicado en El Perro:
ALEXANDER NIKITIN
Luego de varios intentos vacíos por plasmar el sueño en palabras, me di por vencida.
No hablo de un sueño como quien se refiere a un deseo. Sino de un sueño, esos que ocurren cuando uno duerme y ronca.
Tuve uno tan bello que al segundo de haberme despertado quise congelarlo, aspirarlo, frezarlo, reflejarlo con palabras para que quedara en algún lugar físico donde pudiera volver a éste de vez en cuando.
Fantaseé con ser pintora, música y escritora. Todo a la vez. Y poder hacer una gran obra maestra con mi sueño repetitivo. Pero las cosas no son tan sencillas. Ni yo soy tan eficaz o talentosa.
El tema es que el lunes por la mañana me levanté extasiada. Había vuelto a soñar mi sueño recurrente -les aseguro que es mío y de nadie más-, el “top ten” de los sueños recurrentes.
Ese que nos hace querer…
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