Esta tarde nos hemos quedado en casa. No es algo habitual. Normalmente, los sábados por la tarde siempre los pasamos fuera de casa o nos reunimos en nuestra casa con los amigos, con los primos postizos del piojo.Esta tarde nos hemos quedado en casa viendo pelis. Una tarde de peli y palomitas. De vez en cuando viene bien una tarde de relax casero.
Ejem...ejem...lo de relax ya me entienden todos aquellos que sean padres que es entrecomillado y si ha esto le unes que tienes un colega canino de siete meses, el relax es entrecomillado, negrita, ,mayúsculas.... En fin, es una tarde diferente en la que intentas ver una peli con el peque, pero esta vez lo hemos conseguido, bueno a medias.
Lo conseguimos con la primera película, El Gato con Botas,estuvo entretenido viendo la película, eso sí, comentándola a su modo, gatooooooooooooooo....gatooooooooooooooooooooo.... .píoooooooooooo.... píooooooooooo cada día tengo más claro que cuando vuelva a Gran Canaria lo llevo al estadio para que escuche el típico pío...pío de ánimo a la U. D. Las Palmas, porque alucinaría en colores escuchando tanto pío...pío.
Así que vimos la película como si hubiésemos ido al cine a la sesión de las cuatro con todos los niños del mundo, los cuales hablan más que otra cosa.Visto que no callaba y sus comentarios cada vez eran mayores, es increíble lo mucho que se ha soltado a hablar, eso sí, parte entiendes y otra parte intuyes lo que te quiere decir, optamos por la mejor técnica para tenerlo entretenido y callado.
Hacer palomitas. Le encantan las palomitas y mientras come está calladito,je je je, así que un truquito de papis, una pequeña trampa para terminar de ver la película.
Lo complicado fue intentar ver la segunda, la nueva versión de Los Tres Mosqueteros,je je je,versión muy libre de los mosqueteros. Bueno, yo que no sé estar tanto tiempo sentada sin hacer otra cosa que ver la tele, ahora mismo vemos una película y yo estoy aquí dándole a la tecla,decidí aprovechar el tiempo y hacerme la manicura y pedicura.
Nada más verme con la crema de manos se acercó como el que no quiere la cosa y se dedicó a ponerme crema en los pies. Luego cotilleaba como usaba el palito de naranja y terminó usando la lima en sus propias manos.
Y entonces llegó el gran momento. El momento de pintarme las uñas. El papá del piojo me dijo que alucinaba si creía que iba a poder hacerlo pero yo empecé con la misión esmalte de uñas y ahí el piojo empezó a flipar en colores.¡ Su mamá estaba andando con pinturas y se pintaba su propia cuerpo!
¿Qué hizo?
Uñaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss....uñassssssssssssssssssssss
gritaba como un loco mientras me acercaba su pie y entonces se me ocurrió una cosa y , tal como me vino a la cabeza lo hice, le pinté la uña del dedo gordo del pie izquierdo. Y él encantado de la vida.¡No se deja cortar las uñas pero sí pintarlas!
Encantado estaba él con su uña pintada a enseñársela al padre...
papáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa....uñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssss
y ahora yo me pregunto ¿me dejará cortarle las uñas mañana tras el baño?