La realidad arropada por su prosaica virtud le arrancó a la poesía sus últimos versos, y con ella la arena que se desliza irreversible e inexorable entre los dedos de las manos, así, paulatinamente y ante la impotencia de nuestra mirada, como el rocío que bebe de la transitoriedad del perfume de las rosas, y mientras ella crece y se agiganta, porque ella nunca duerme, sentimos los pasos y huellas de algunas absurdas cotidianidades que no dan para más, anestesiados en la mediocridad de unas luces de neón disfrazadas de viejos duermevelas, un paso tras otro, traspié, bajo un otoño que no se decide a serlo.Y todo mientras desayuno un Pa amb oli i sal.
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Publicado el 26 octubre 2014 por Evamric2012La realidad arropada por su prosaica virtud le arrancó a la poesía sus últimos versos, y con ella la arena que se desliza irreversible e inexorable entre los dedos de las manos, así, paulatinamente y ante la impotencia de nuestra mirada, como el rocío que bebe de la transitoriedad del perfume de las rosas, y mientras ella crece y se agiganta, porque ella nunca duerme, sentimos los pasos y huellas de algunas absurdas cotidianidades que no dan para más, anestesiados en la mediocridad de unas luces de neón disfrazadas de viejos duermevelas, un paso tras otro, traspié, bajo un otoño que no se decide a serlo.Y todo mientras desayuno un Pa amb oli i sal.