Teruel, existencia y esencia. Matices visuales.
En aire mudéjar, por supuesto, impregnando toda su cultura.
Otra debilidad personal: el modernismo.
Con un nombre propio: el arquitecto Pablo Monguió.
El gótico que no nos enseñaron en el bachillerato.
La rebeldía irónica humana subsiste.
Hasta en la mayor de las oscuridades del tiempo.
Irresistible hasta para el modernismo: neogótico.
Matices que se integran en una ciudad.
Personas que se integran en esos matices.
Detalles: o explotan en los ojos, o no se reflejan en la retina.
Ingenuas apreciaciones de un espíritu provinciano.
Ya lo saben.
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