Revista Talentos

De virgencitas y otras virginales ocurrencias

Publicado el 14 agosto 2014 por Perropuka

De virgencitas y otras virginales ocurrencias

Virgen de Urkupiña (posible modelo)


Este país no ceja de alimentar su proverbial infantilismo. Colosales ocurrencias brotan todos los días para pretender –ingenuamente- elevar su imagen a sitiales de primera línea. Cualquier cosa vale para que se pronuncie el nombre de Bolivia y, de paso, los otros países nos tengan envidia. Excelsos cultores del disparate, de lo pantagruélico, de lo churrigueresco, de lo naif en el peor sentido; no hay quien nos pare el carro de la inspiración que corre desbocado hacia el abismo del ridículo, sin hallar fondo. Por toda la república llueven los afanes y preparativos por establecer una marca o record para “orgullo nacional”. Y ojalá se dieran para asuntos con alguna utilidad o real valía. Pero no, tienen que ser precisamente temas que solo nos incumben a nosotros, puras bolivianadas, encima ociosas. ¿El mundo ha de sorprenderse porque dos mil bailarines de Morenada se junten para darle a la matraca? ¿En un país de charangueros tiene sentido presumir de poseer el charango más grande del mundo como monumento? ¿Alguien ha visto a los brasileños convocar a una multitud disfrazada de futbolistas para jactarse de que son los más futboleros o ponerse a recolectar cuero para fabricar “a bola mais grande do mundo”? A punta de obviedades nos encanta alimentar la espiral de la autocomplacencia, creyéndonos más originales que tomar sopa con tenedor. A quién carajos le importa un bombo más grande que el tonel de Gargantúa, que hace unos días fue paseado como preludio a la entrada folclórica de Urkupiña.
Y hablando de esta festividad, se acaba de anunciar con bombos y platillos la inminente construcción de una gigantesca estatua de la Virgen de Urkupiña que será emplazada en el cerro donde acuden miles de feligreses todos los años a mediados de agosto. Anhelado proyecto, dicen sus impulsores que andan rezándole día y noche para recaudar los dos millones de dólares que costará el mamotreto, que según parece será el faro que guie a los peregrinos a cientos, miles de kilómetros a la redonda. Cincuenta metros de pura tontería religiosa, buscando superar la similar tontería de la vecina Oruro, donde hace un par de años se yergue la inmensa mole de la Virgen del Socavón, a quien, según sus constructores tuvieron que “pedirle permiso para que les permita personificarla” efectuando incluso el terrenal trámite de tener que “bailar (en el carnaval de Oruro) para obtener el permiso”. La inspiración no llega así nomás para nuestros arquitectos y escultores moldeadores de la fe. Aquellos tiempos de tener a la virgen en estampita en el velador junto al corazón de Jesús, ya son cosas pasadas de moda, antiguallas de nuestras abuelas. Ahora se hace menester irle a pedirle favores a los pies de su imagen escultórica para que el milagro sea en grande.

De virgencitas y otras virginales ocurrencias

Virgen del Socavón

Desde que los neoyorquinos, -y luego los cariocas- asombraron al mundo con sus respectivas estatuas faraónicas, el resto no hace más que imitarlos burdamente, despilfarrando incontables recursos que deberían ser empleados para otros fines. Tener un gigantesco monumento al cemento dudosamente le traerá algún beneficio, más bien le quita atractivo a una ciudad pequeña como Oruro. Bonita forma de contrastar la pobreza y austeridad de sus calles. Al demonio el ornato de sus parques y construcciones históricas, relegados al descuido por puros afanes dizque turísticos. Como si eso aumentase automáticamente la llegada de más visitantes. Similar panorama podemos avizorar para el santuario de Urkupiña en Quillacollo, cuya estampa comercial de mercadillo persa la convierte en una de las ciudades más caóticas y sucias del valle cochabambino. Grotescos comités impulsores de interminable idolatría se mueven como hormigas laboriosas en vez de volcar sus energías en proyectos urbanísticos de real trascendencia. Pero olvidaba que la Virgen escultural será un hito arquitectónico para orgullo de los cochabambinos ¿no ve?, como es tema de proyecto de grado para algún trasnochado estudiante el sueño de esculpir en metal u hormigón la etiqueta COCHABAMBA al estilo hollywoodense en las faldas del cerro San Pedro para terminar de rematar el mayor crimen estético que se hizo a la ciudad con el levantamiento del Cristo de la Concordia, allá a mediados de los noventa. Un carísimo anhelo valluno construido en honor de la visita de Juan Pablo II, y que a los pocos años fue destronado por otro Cristo en tierras polacas, para peor martirio. Qué casualidad que nos guste también la polca.
De virgencitas y otras virginales ocurrenciasLos países ricos pugnan por erigir los más altos rascacielos, pero al menos tendrán alguna rentabilidad comercial o propósito habitacional. Los países pobres compiten por vacuos e inútiles delirios megalomaníacos como el elefantiásico templo católico de Costa de Marfil (el mayor a nivel mundial, se dice), las estatuas enormes del dictador norcoreano, el recién inaugurado salomónico megapalacio de la iglesia evangelista de Brasil, y las estatuas de vírgenes y cristos que empiezan a florecer por todas partes, como testimonio de la inmensidad de la fe o de la infinita estupidez humana.

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