De vuelta a casa
los árboles y sus pájaros
duermen hace horas,
todo es sombra
y los coches
junto a las aceras
tienen los párpados cerrados.
Solo el guiño de los semáforos
colorean tenuemente
la oscuridad del asfalto.
La noche se ha hecho estrellas y luna
mas una brisa de poniente
pone perfume de azahar en las esquinas
de esta primavera alocada.
Todavía queda algún borracho
a la espera de encontrar, con suerte, su casa,
y los sueños de los otros
van saliendo por los balcones
a la espera de la dicha
o quizás
quien sabe, si de algún puesto de trabajo.
Literatura de anuncio
pegada en las farolas.
Cada cual vuelve cuando puede
y a mí sinceramente,
no me empuja la prisa.
Carlos Gargallo (c)