Debería nombrar en voz alta
todo aquello que me emociona.
Los paisajes cárdenos de las tardes
y la sombra escondida de un amor
que ya no quiere.
Todo lo que fui
hasta llegar a estas alturas de la vida;
golpear con rabia las rejas
del que se esconde tras ellas.
Ahora, debe estar lloviendo
en algún lugar donde poder cobijarse
junto a las llamas de un corazón solitario.
Cada cual lleva su cruz
y yo, solo quiero
quererla.
Por ello, más que alzar la voz,
callo.
Carlos Gargallo (c)
