Decir ayer
en el medio del ahora
sin dejar de caminar
decir ayer y que los otoños te muerdan los pasos
en un furioso hoy
decir ayer
mirándote a los ojos, a los labios
y entre los pliegues de tu blusa
decir ayer
con las manos y la boca atravesada por la niebla
la niebla de hoy
esa que desayuna en tu mirada
y que no deja ver ni los semáforos
ni tus piernas
ni ese negro automóvil
decir ayer con espinas florecidas en las encías
decir ayer en una espesa canción de despedida
de acordes en fa menor
como la niebla
decir ayer
en tu mañana y en tu cama
en los puntos y las comas
que arrastran la agonía hasta el final de la palabra
decir ayer cuando no son las doce del medio día
y que tu ser desaparezca en un espejo roto
en mitad de la avenida
decir ayer sin sacar la vista del reloj
decirlo en el medio de mi hoy.
Rubén Callejas