Decisiones por defecto

Publicado el 18 noviembre 2009 por Nacho

¿Cuál es el tono de móvil que más se usa? ¿Cuál es el navegador de internet más común? ¿Cuál es el regimen más común en el matrimonio?... todas estas preguntas tienen la misma respuesta: la opción por defecto.
El tono de móvil que más se usa es el que viene por defecto en tu modelo de teléfono, el navegador que más se usa es el que viene por defecto con tu sistema operativo*, el regimen matrimonial más común es aquel que viene por defecto en tu comunidad autónoma... y la lista puede seguir.
Los autores del libro Nudge, Thaler y Sunstein, creen que la opción por defecto tiene un valor importantísimo para aquellos que tienen que escoger entre varias opciones y que si se elige correctamente este valor por defecto se pueden mejorar muchas decisiones sin dejar de dar a la persona una completa libertad al elegir.
Un ejemplo que nombran en su libro es un tema tan importante como las donaciones de órganos. En un entorno en el que los seres humanos nos comportásemos como máquinas perfectas ante una elección no nos importaría la opción que viniese dada por defecto ya que evaluaríamos las consecuencias de cada opción y elegiríamos la que más nos conviniese. El hecho de que una opción viniese dada inicialmente no nos influiría lo más mínimo, ¿pero es esto así con los seres humanos corrientes? Según Thaler y Sunstein no.
¿Te gustaría ser donante de organos una vez muerto? La gran mayoría de la gente responde que sí. Normalmente una vez en la otra vida no usas tus órganos demasiado. Sin embargo, ¿cual es el porcentaje de gente que es donante de organos?
En un estudio de Eric Johnson y Dan Goldstein en 2003, dieron a elegir a un grupo de gente entre ser donantes o no. A un grupo se les dio a elegir pero la opción por defecto era no ser donante, a un segundo grupo se les dio a elegir exactamente de la misma manera pero siendo la opción por defecto ser donante y a un tercer grupo no se les dio opción por defecto.
Del grupo cuya opción por defecto era no ser donante un 42% la cambió y eligió ser donante. En el grupo cuya opción por defecto era ser donante un 84% eligió serlo y en el tercer grupo sin opción por defecto un 79% eligió donar sus organos después de su fallecimiento. Sin opción por defecto un 79% eligió ser donante, si la opción por defecto era no serlo, el porcentaje de donantes bajaba a 42% y subía a un altísimo 82% si la opción inicial era donar.
La opción por defecto influye y mucho. Interesante, ¿verdad? Las diferencias creadas sólo por cambiar la opción por defecto son radicales.
Posiblemente hacemos esto porque a la gente nos gusta mucho seguir al rebaño, se trata del efecto manada, pensamos que si los demás lo hacen será por algo. También ocurre que cuando vemos una opción por defecto pensamos que hay alguna razón por la que esa es la opción pre-elegida, podemos pensar que si nuestro móvil viene con un tono pre-elegido es, posiblemente, por una buena razón. Y un tercer ingrediente es, por supuesto, la dificultad que hay para salirse de la opción por defecto. Si es sencillo quizás lo hagamos pero si no, mal asunto, somos muy cómodos.
Si estás en una posición donde das a elegir a la gente piensa bien qué opción les das por defecto porque puede tener consecuencias drásticas. Una buena opción por defecto puede arreglar muchos problemas y hacer la vida más fácil a mucha gente.
*Según algunas estadísticas esto está dejando de ser así. Lo cual es muy interesante ya que parece ser que los usuarios de ordenadores están haciendo el esfuerzo de instalar un nuevo navegador en vez de usar el que viene por defecto.
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