Declaración de intenciones

¿Y este blog de qué va? Se preguntará alguno. Bueno, realmente ahora mismo pocos se los preguntan. En concreto, 3 como máximo. Sí 3, y tengo la gran suerte de conocerlos personalmente. Grandes tipos, no olvides visitar sus blogs. Esos son mis seguidores actuales en Twitter. No pasa nada por decirlo, es algo normal. Sé que para muchos esto será poco, hasta una vergüenza, pero oye, mejor pocos que comprarlos, ¿no? Porque sí, porque hay quien compra seguidores como quien compra chorizo. De hecho, habrá algún chorizo que compre seguidores.

Soy una persona, un chico, rondando los treinta. La he sobrepasado pero por poco, así que  aún no se puede decir que soy una vieja gloria. Más que nada porque ni soy vieja ni me llamo Gloria. Mi nombre da igual. Me puedes llamar Juan, Sebas, Demetrio... Lo único que pido que no me llames es querida bloguera. Bueno, ni eso ni que me pongas a parir. Sobre todo por una cuestión física. Si consigues ponerme a parir, tranquilo, llamamos al Record Guiness y a Cuarto Milenio, y vamos a medias con los beneficios.

Lo que decía, que soy una persona normal, con una cara normal, con un trabajo normal, con una pareja espectacular y unos pequeños increíbles. Pero, ¿sabes qué? Que no me apetece hablar de mis hijos. Creo que hay muchas cosas qué decir y de qué opinar (ojo! No digo interesantes, que luego nadie me venga con la hoja de reclamaciones, que no tengo). Tengo hijos pero no hablo de ellos, así que de ahí viene el nombre del blog. Un padre con blog que no habla de sus pequeños es una kakadepapa. El nombre también es un pequeño homenaje a aquellas palabras que están prohibidas en ámbitos infantiles (kaka, kulo, pedo, pis). Las consonantes son las mismas. En fin, una chorrada como cualquier otra.

¿Qué vas a encontrar? Pues ni yo mismo lo sé, no te voy a engañar. Unos días encontrarás una opinión seria sobre la actualidad política, otro unas reflexiones absurdas sobre la vida cotidiana, habrá días en que encuentres pensamientos sobre este día a día que nos toca vivir. No sé, un poco de todo. Eso sí, siendo fiel a una forma de pensar y vivir. Ésta ha sido la primera entrada en este blog. Mi declaración de intenciones. El título del post, no está escogido al azar, aunque lo parezca. Declaraciones hay muchas:

- Declaración al juezYo no sé qué pasa, pero todos los que llegan a juicio son inocentes. Esto no es como las series americanas, que con una mirada de los inspectores, el culpable confiesa. Siempre lo hacen. Aquí no, aquí venga a negar la evidencia. Es que al final te lo acabas creyendo. Bueno, y eso si llegan a juicio, que eso da para otro post.

- Declaración de amorSi tuviera que hacer una no sé qué diría, así que para quedarme callado. Ay, si algún cantante (o ser humano que emite vocales y consonantes de su boca) hiciera lo mismo, que tranquilos estaríamos algunos.

- Declaración de la rentaNo voy a presentar mis números. No creo que le importe a nadie. Coño, lo que tampoco voy a decir que no he cobrado dinero en B porque no consta en la declaración de la renta. A ver, alma de cántaro, hijo mio del amor hermoso, o subnormal profundo, ahí está el tema, si es en B y lo pones en la declaración de la renta es igual que cuando decías que no te habías comido el donut de chocolate y tenías los dientes negros.

- Declaración (de intenciones)Alguien tiene algo qué decir y lo dice. Lo que estoy haciendo yo ahora. Y fíjate, que yo sí admito comentarios y preguntas, no como un tío que hace su declaración en un plasma.

Hasta la próxima! Tardaré un tiempecillo, pero como los kinder en septiembre, volveré.