Decorados de un recinto sagrado
Publicado el 11 noviembre 2012 por Ana Undurraga
Paseando por el Harén del Palacio Topkapi en Estambul, en el Cuerno de Oro, no puedo dejar de pensar que ese laberinto de callejas, celdas, corredores, baños y habitaciones, (habitaciones siempre desprovistas de ventanas), hace 500 años y hasta el siglo XIX era la residencia de cerca de 1000 mujeres. Mujeres de diferentes categorías que vivían, comían, amaban, criaban a sus hijos, estudiaban todas las modalidades del arte, mujeres que eran atendidas por una legión de eunucos que tenían prohibido el acceso a varias de sus dependencias. Mujeres que no salían de ese recinto nunca y que vivían allí contemplando estos mismos azulejos de Iznik, que hoy vemos con ojos de turista. El Harén un "recinto sagrado".
Me pregunto qué tipo de vida llevarían allí tantas mujeres juntas, nos han llegado a Occidente muchas historias acerca de las prácticas en estos harenes, imágenes de Odaliscas junto a los sultanes, mujeres que siendo esclavas su función era la de satisfacer al sultán, concubinas, esclavas sexuales, cuando la realidad tiene muchos más flecos y matices, como ocurre con todo en la vida. Al parecer, muchas eran las categorías de mujeres allí presentes, y muy diferentes sus índices de poder, incluso sobre el sultán.
En orden jerárquico las mujeres del harén lo componían en primer lugar la sultana valide, que era la madre del sultán, después esposas del sultán (lo normal 4), la Baš Haseki, nombre que recibía la primera esposa y madre del heredero al título, las Haseki Sultan, madres de los pretendientes al título de sultán, las Haseki Kadin, eran las madres de las hijas del sultán. Y después estaban las esclavas, mujeres de enorme belleza que se llevaban al harén, muchas georgianas, circasianas, ... que ninguna podía ser musulmana, entre éstas estaban las concubinas (que si tenían un hijo podían ser esposas), las observadas, las diplomadas en la escuela del harén, las alumnas de la escuela del harén (estudiaban, música, baile, poesía, artes amatorias, turco y persa), y finalmente los eunucos y mujeres del servicio. Qué intrigas no habría entre sus paredes, para escalar puestos en la jerarquía.
Me gustó especialmente de estas estancias sagradas sus paredes, están decoradas con estos maravillosos azulejos de Iznik (Nicea) que ya en si mismos son joyas, pues su composición es entre el 78-85% de cuarzo y son imposibles de reproducir en el mundo cerámico. Azulejos que siendo cerámica son lo más parecido a la porcelana y que dado su proceso de fabricación en esa ciudad de Iznik al Oeste de Anatolia, donde se juntaron más de 300 hornos de azujelos, son brillantes, resistentes y transparentes, lo que servía para su función de aislar climatológicamente las dependencias. Contienen representaciones florales, con colores que imitan a las piedras preciosas, lapislázuli, coral, y estas representaciones florales aparte del aspecto decorativo tienen significados más profundos añadidos, paredes dedicadas al paraíso o a la paciencia. Hoy en día algunos de los tonos rojos coral de los azulejos, no han podido ser reproducidos, tal es la riqueza de como fueron hechos. Los hornos se cerraron en el siglo XVIII, siendo la mejor época finales del siglo XVI. Sin duda un tesoro que me emocionó.
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