Defectos: impuntualidad

Siempre llegué tarde, lo sé,
llegué tarde a tu boca,
a tu cuerpo frío,
a tu piel maldita.
Siempre llegué tarde, lo sé,
porque siempre me supe gato errante,
siempre me supe señor de las alcantarillas.
Lo sé, la puntualidad nunca fue mi fuerte.
Llegué tarde a tus silencios,
a tu veneno inmortal,
a tu herida hecha horizonte.
Lo sé, los atajos nunca fueron mi fuerte,
nunca fui bueno interpretando
los mapas de tu corazón.
Llegué tarde, sí, llegué tarde,
porque siempre me supe acantilado,
siempre te supe eclipse en noches crudas.
Siempre crucé la meta el último, lo sé,
porque siempre me supe puño en llama,
siempre me supe disperso
para los asuntos del alma,
siempre me supe escarcha en tus tobillos,
siempre te supe de memoria
y siempre supe
que nunca supe nada.