Hacienda somos todos, casi todos. Eso lo sabemos todos, casi todos. Lo que no sabemos en realidad es que Hacienda sólo es un instrumento de expolio contra quién no puede defenderse. Contra las personas pobres, las que trabajan duro para subsistir, incluso las que no tienen trabajo y tienen que luchar todavía más duro y con menos éxito para continuar adelante un día más.
Hacienda es el perro amaestrado de su poderoso amo, un perro obediente que se lanza sin piedad a morder con rabia la carne que no puede defenderse. Sus víctimas son fáciles de apresar, no pueden escapar a Suiza o a otro paraíso fiscal; huelen a que no pueden pagar un bufete de abogados caro; hacen tanto ruido en su huida no pueden caer bien a un medio de comunicación o a un tribunal imparcial.
Me llena de asco cuando desde las noticias de más repercusión se emiten reportajes en los que se denuncia que hay gente que no paga el IVA en sus facturas. Profesionales autónomos que tras siete años de crisis hacen lo que sea para continuar trabajando. Se denuncia que hay personas que trabajan en la economía sumergida, personas que están cobrando ayudas que sólo sirven para condenar al perceptor a la más obscena de las miserias. ¿Sería mucho mejor que pasaran más calamidades o hambre, y que dejaran sin atender las necesidades que el estado les niega, pero que colaboraran a que los que dirigen el país tengan más dinero que administrar nefastamente?
En definitiva se vuelve a criminalizar al débil por tratar de salir delante de la forma que puede.
El más puritano, aquel cuya mierda huele a santidad, les puede tildar de lo que quiera. Pero que trate de hacerlo después de haberse calzado la piel del pobre. Después de pasarse noches sin dormir porque sabe que no puede pagar las facturas. Después de saltarse comidas para que sus hijos puedan tenerlas. Después de caminar otro día buscando la forma de ganarse la vida con los pies aprisionados en unos zapatos de 6 euros que le dibujan una cuadrícula de yagas en la planta del pie.
¿Para qué va a pagar impuestos si puede evitarlos? De verdad sirve para algo apartar una parte del dinero que tanto le cuesta ganar para dárselo al Estado. Un Estado que no le garantiza que tras todo ese sufrimiento pueda tener una jubilación digna (puede que incluso que no tenga una jubilación). Un Estado que cuando esté enfermo no le garantiza que existan los medios necesarios para curarle. Un Estado que trata de sacarle el poco dinero que tiene a cambio de nada. Pagar a un Estado que lo único que garantiza para sus hijos es esclavitud, ignorancia y miseria.
¿Qué ejemplo recibe el pobre? El que sólo tiene como entretenimiento ver en las noticias de televisión como todos los poderosos del estado defraudan, no pagan, se jactan de ello y continúan en sus puestos de poder. Cuando hasta la familia del jefe de estado está podrida de sospechas, cuando todos los partidos políticos que han ostentando el poder tienen en sus filas políticos locales, autonómicos o nacionales con las manos manchadas de la tinta morada de los billetes de 500 euros que dicen que existen. Está claro el mensaje es que no se paguen impuestos. Sólo sirve para que los que están arriba tengan más dinero para robar.
Se cargan las tintas contra los pobres que defraudan por necesidad mientras quedan impunes los ricos que estafan a los miserables por vicio.
Es inútil pedir justicia cuando está politizada porque con los ojos vendados y haciendo caso a los susurros de los políticos que hay detrás sólo usa la espada como la guadaña de La Parca, cortando las cabezas de aquellos que Hacienda todavía ha dejado de pie.
El Estado ha abandonado a la gente, es lógico que la gente abandone al estado.
Es ingenuo pedir cárcel para aquellos políticos, empresarios, banqueros que han amasado ingentes fortunas a base de robar a su país, a sus convecinos, que devuelvan el dinero. Es más la cárcel no es el castigo adecuado. Este país no puede consentir –ninguno lo puede consentir- que permanezcan en él. El castigo adecuado es confiscarles todos los bienes y expulsarles del país de por vida. No necesitamos nadie que además de robarnos desde arriba, de un ejemplo tan negativo. Que se vayan a robar a otro sitio, si les dejan.
keagustitomekedao