Dejar el corazón en Florencia.

Publicado el 07 enero 2010 por Malche

¡Hola a todos! Espero que hayan empezado muy, pero muy bien el año.
Yo quise empezar el nuevo  año-blog con el pie derecho, por eso el post de hoy habla de la que es, para mí, la ciudad perfecta. Porque recordarla, mirar sus fotos, hablar de ella me llena el corazón de imágenes bellas, me trae los mejores recuerdos y me llena el alma de sensaciones maravillosas.
Florencia fue la primer ciudad de Italia que conocí. Llegué en un vuelo desde Paris  una mañana de invierno soleada y fría, hace casi cuatro años y ya al verla desde el aire, enmarcada por las colinas de la Toscana, me enamoré perdidamente. ¿Alguna vez les pasó eso de enamorarse de una ciudad desde el aire? Recuerdo mirar desde el avión el sol pleno del mediodía cayendo sobre los edificios amarillentos y ocres, la nieve en las cumbres cercanas, las colinas verde seco, el Arno que tomaba color a medida que el avión se acercaba, los cipreses que cobraban forma de a poco, la cúpula de Santa Maria dei Fiori y la torre de Palazzo Vecchio que se distinguían del resto de los edificios.
Florencia es bella, bellisima. Pero no es una ciudad que grite su belleza, la suya es más bien una belleza calma, serena, madura. Es como si los edificios, las calles, los puentes, los parques llevaran tantos años siendo hermosos que no necesitaran hacerlo notar. Es una ciudad que no intimida, que acoge. En primer lugar porque no es muy grande y es caminable. En segundo lugar porque se vive mucho en las calles: siempre ví gente caminando, grupos de gente conversando,  niños jugando. 
Florencia no intimida pero deslumbra igual, porque uno tiene la sensación de ir pisando pedacitos de historia a cada paso. Cada monumento, cada rincón guarda anecdotas de mecenazgos, pasiones, intrigas y venganzas. En sus calles pareciera como si el espiritu de los Medici rondara por allí todavía, cuidándola.
Florencia deslumbra , sobre todo, porque en ella el arte no está encerrado en los museos. En ella el arte se vive, se respira  por todos los rincones: desde  los músicos que tocan el violín y el cello a la gorra en las calles, pasando por los estudiantes que copian con tiza y pasteles cuadros famosos sobre el asfalto, o en pequeños atriles montados a los costados del Arno, por la papelería de diseño florentino que se vende en el mercado, las pinturas grottescas de los techos de Palazzo Vecchio y de la Galeria degli Uffizzi, las esculturas que están hasta en las plazas, los frescos de las iglesias, los aromas y perfumes de las Boticas tradicionales, los sabores exquisitos en cualquier lugar que se coma... todo, todo en Florencia es de un gusto  impecable.
Florencia es tan hermosa que conmueve. A veces, como a Stendhal,  hasta las lágrimas
* La foto del comienzo es una vista del Ponte Vecchio y del Arno desde Piazzale Michelangelo.Las fotos siguientes pertenecen a la Catedral, Santa Maria dei Fiori (2), Palazzo Vecchio, lungarno, y Ponte Vecchio.