A lo largo del camino he encontrado muchas personas que se niegan porfiadamente, muchas veces agresivamente, a despedirse de sus sueños.
Y me refiero a 'sueño' en el sentido de utopía - un estado o plano de perfección total o casi total.
Una especie de paraíso bíblico perdido o de nirvana al que nos auto-convencemos debemos aspirar.
Esto me parece una tarea espuria, un meternos a una pelea perdida de antemano.
¿Por qué sueños y utopías? - aspiremos a realidades, a metas alcanzables. Menos fabulosas que paraísos y jardines del edén, pero realizables.
Sugiero permutar sueños por esperanzas. Los sueños me suenan volátiles y escurridizos, las esperanzas en cambio, son planificables y factibles.