Amaos el uno al otro, pero no permitáis que el amor sea una atadura: Permitid mejor que sea como un mar que se mece entre las orillas de vuestras almas. Colmad mutuamente la copa, pero no libéis solamente de una. Compartid vuestro pan, pero sin comer del mismo pedazo. Cantad y danzad juntos y sed alegres, pero permitid que cada uno se sienta solo. Así como las cuerdas de un laúd se encuentran separadas aunque se estremezcan con la misma música.
Ofreceos el corazón, pero sin que por ello dejéis de vigilarlo. Pues solamente la mano de la Vida puede contener vuestros corazones. Y manteneos unidos, mas no demasiado juntos: Porque las columnas del templo se encuentran separadas. Y el roble y el ciprés no crecen estando bajo la sombra del otro.
Autor: Gibran Jalil Gibran