El arte popular en Paraguay se ha desarrollado tras la mezcla de diferentes culturas, producto del mestizaje entre españoles e indígenas. Dado que ha recorrido un largo camino a lo largo de las décadas, logra reflejar la riqueza cultural y ancestral del país.
Durante el siglo XX, surgieron diversas manifestaciones artísticas que dieron voz a temas como la identidad nacional y la vida cotidiana. Estos se ven reflejados a través de la cerámica, las tallas de madera y los tejidos.
La Evolución del Arte Popular en Paraguay: Del Ñandutí a la Cerámica
El desarrollo del arte popular paraguayo se encuentra influenciada por las culturas indígenas y españolas, cuyo mestizaje logró generar piezas de gran belleza estética con un fuerte contenido simbólico.
Con el tiempo, los artesanos y artistas nacionales comenzaron a adaptar esos conocimientos tradicionales para crear obras únicas. De esa manera, la evolución del arte popular dio como resultado a una de las expresiones más genuinas de la identidad cultural del país.
Orígenes del arte popular en Paraguay
Cabe recalcar que, antes de las conquistas españolas, las diversas parcialidades indígenas se caracterizaban por la cestería y la alfarería. Pero también existe el arte plumario y pintura corporal, los cuales fueron despreciados por los conquistadores durante el periodo virreinal.
Tras la independencia y la guerra de la Triple Alianza, el arte paraguayo subsistió en el ámbito de la artesanía. Todo eso debido a que gran parte de la población era femenina, la cual se dedicaba por entero al arte utilitario como lo son la cerámica y el tejido.
En sí, el arte popular paraguayo emplea muchos materiales como el cuero, la filigrana y los encajes. Pero de entre ellos, los más reconocidos con el ñandutí y la cerámica, que se verá en los siguientes apartados.
El ñandutí: símbolo de la artesanía paraguaya
Al hablar del ñandutí, muchos lo relacionan con un encaje de patrones circulares, que emulan al de una tela de araña. Eso se debe a que el término proviene del guaraní “telaraña”.
Según la leyenda, existía un guerrero guaraní que estaba enamorado de una mujer muy bella llamada Samimbi. Su madre, al ver la angustia de su hijo, se inspiró en la telaraña para crear un tejido y, así, hacer que se concretara aquel amor.
Si bien la palabra está en guaraní, la técnica es originaria de tradiciones europeas con prácticas mestizas paraguayas. Por lo general, se usa en ornamentos y vestimentas, siendo la ciudad de Itauguá su principal representante.
Evolución hacia la cerámica popular paraguaya
Si bien la cerámica origina de los guaraníes, en la historia del arte paraguayo se ha visto que algunos artistas la han usado en algunas de sus producciones. Entre ellos están José Laterza Parodi, Josefina Plá y Julián de la Herrería.
En el caso de los indígenas, estos producían urnas funerarias para enterrar a los difuntos. También creaban objetos cotidianos destinados para almacenar agua o comida.
Por otro lado, durante el periodo virreinal, las reducciones jesuíticas aprovecharon la cerámica para crear sus propios talleres. Sin embargo, estos desaparecieron tras la expulsión de los jesuitas en el país.
Actualmente, las ciudades más destacadas por la cerámica son Itá, Tobatí y Areguá. En ellas, se pueden apreciar diversos objetos decorativos, aunque también están las vajillas utilitarias para diversos fines.
El futuro del arte popular paraguayo
Para Ticio Escobar, el arte popular paraguayo es producto de una hibridación cultural. Esto se debe a que se han integrado diversos elementos de las culturas subordinadas, demostrando así su capacidad de adaptación.
Teniendo en cuenta esto, es posible que la cultura paraguaya siga en constante transformación. Esto hace que el arte popular cuente con algunos cambios a futuro, integrando nuevos elementos provenientes de influencias externas.
De ese modo, se rompería con el mito de la inmovilidad propia del arte popular, que lo dictamina como algo inmutable, aislándolo de su contexto histórico.
En conclusión, se espera que la creatividad popular surgida de las diversas comunidades logren asimilar los desafíos del arte popular del Paraguay. En este caso, la idea es la de crear respuestas innovadoras sin perder su integridad cultural.
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