Cada nueva campaña de este centro comercial me rechina más que la anterior. Pero como los publicitarios son muy listos seguro que la cosa funciona. Y eso que su mensaje siempre es el mismo: cuando no se te ocurre otra cosa mejor que hacer, compra. Cuando estás depre, compra. Cuando se te pierde el gato, te sale un grano en la nariz, recibes un astronómico recibo de la luz, compra.
Sabes de sobra que no va a funcionar, pero aún así lo intentas. Esta es la magia de los creativos de publicidad.
Ser creativo de publicidad no es fácil, en contra de lo que parece. Tengo entendido que para crear un mensaje como el que aparece ahí arriba los tipos se pasan semanas enteras encerrados en la oficina a base de pizzas y cocacolas, echando siestas bajo la mesa y afeitándose en los lavabos de sus despachos. La esperanza de vida de un creativo de publicidad debe de ser baja.
Lo bueno de ese trabajo es que nunca falta. Siempre hay algo que comprar. Desde un vestido nuevo para tu mascota...
... a este apaño para ocultar la raja del culo cuando te agachas y llevas pantalones de cintura baja.
Es un producto de tela vaquera hipoalergénica que se adhiere directamente a la zona ofensora protegiendo la modestia de su portadora.
Y sí, una prueba más de que esta civilización se ha pasado de vueltas.