Un mes y cuatro días de silencio, “¿Es necesario más?” me preguntó una voz en mi pecho esta mañana.
En este punto podría dar cuenta exacta de todo lo vivenciado en este tiempo, de las causalidades que originaron un giro de 180 grados, pero ¿no es el cambio algo que cambia en cada momento? ¿para qué escribir de lo pasado si ahora ya es otro ahora?
A veces pasa que el cambio es de adentro y uno dice “me gustaría andar más liviana” entonces un día de un mes, en dos horas pasan cosas como estas:
Anoche me bañe.
Sí, cualquiera se puede bañar a la noche, dejarse la toalla en la cabeza y acostarse con el pelo envuelto.
Hoy desperté y en el espejo vi esto:
El silencio del baño se llenó de carcajadas y me vi reír.
Reír, pero reír de reírme con todo el cuerpo.
Reír, pero reírme desde el alma hasta la punta de los pies.
Reír pero reírme verdaderamente.
“¿Es necesario más silencio, ahora?”.
Y la luz de mis ojos eligió encender las del bar.