Revista Diario

Del tiempo

Publicado el 18 octubre 2010 por Enriqueortiz

Del tiempo
Vía New soul
De entre las historias que prefiero, hay una que, cuando pienso en ella, me estremezco y quiero extraer siempre una lección que seguramente la propia historia no contiene. No sé dónde la leí ni a quién pertenece, pero la dejo aquí.
Habla de un alpinista que encontró la muerte en una expedición invernal a los Alpes y cuyo cuerpo nunca pudo ser rescatado por lo complicado de la zona donde cayó. El alpinista dejó viuda una mujer embarazada. El niño que nació, creció con una obsesión por su padre, muerto en las montañas, desaparecido, sin una tumba en la que poder recordarlo y llorarlo, como le había contado su madre. Así que un buen día decidió que iría a los Alpes a encontrar ese cuerpo que, según le habían contado, permanecería intacto por el frío abrumador y perpetuo del glacial.
Pero pasaron los años y el niño, ya adulto, no supo encontrar ni el tiempo, ni el dinero suficiente para lanzar esa expedición que daría con el cuerpo del padre; sin embargo, ya casi anciano, un cúmulo de casualidades hizo posible el desplazamiento hasta los Alpes. Tras muchas semanas, debajo de los hielos, donde excavaron siguendo los testimonios de los que sobrevivieron, aquel niño, ya anciano, encontró finalmente a su padre. Pero su padre, que se había conservado con los 23 años de su muerte, en ese momento podría haber sido su nieto o incluso él mismo, por el tremendo parecido físico, muchos años atrás. Él había buscado a su padre, pero su padre, después de tantos años, ya no era su padre, no podía ser su padre, pues era casi 60 años más joven que él. Y, sin embargo, pese a todo, era su padre.
Hoy cumple mi madre 67 años (¡¡¡ felicidades !!!). Cuando murió mi padre -con 66 años- ella iba a cumplir 63. Ahora mi madre es mayor que mi padre, al que nunca podré recordar como un anciano. Si todo va bien, habrá un momento en que mi madre, anciana, sea mucho mayor que mi padre; incluso, si todo va muy bien, llegará un día en el que yo seré mayor que mi padre, que seguirá para siempre ahí, en ese esplendor de una vida que amó y que le amó. El tiempo, además de tirano, es un misterio. Y no carece de magia, de dolor y de belleza, de mucha belleza.


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