Delicatessen

Publicado el 28 abril 2015 por Aidadelpozo

Abro la boca como me ordena, me indica que saque la lengua y deposita con delicadeza en ella algo dulce, mientras me dice que saboree sin masticar. Es una gominola con sabor a mora, de esas recubiertas de diminutas bolitas de azúcar. Luego me pide que mastique y trague. Me vuelve a ordenar que abra la boca y esta vez saco la lengua sin que me lo pida. Deposita un líquido: miel. Escurre por la comisura de mi boca y antes de que yo me limpie con la lengua, me besa y me limpia él. Me muevo ligeramente y las ligaduras se tensan. Vuelve a ordenarme que abra la boca y de nuevo, dulzor. Algo esponjoso que se deshace en ella: merengue. Jadeo... Llena mis labios, lo quito con la lengua dispuesta a comérmelo y, en ese momento, siento la suya moverse con avidez alrededor de mi boca, arrebatándome el dulce que un segundo antes ha depositado en ella. Trato de morder su lengua, pero no puedo acercarme más pues las cuerdas me lo impiden. Desearía ver su rostro, pero me ha tapado los ojos, como de costumbre. Se siente más así, imaginando... Se aparta de mí y le oigo alejarse. Me siento morir lentamente en esa espera que se me hace eterna. Regresa al cabo de unos minutos y me estremezco cuando pone un hielo en mi ombligo y éste se deshace deprisa. Bebe... Me retuerzo una vez más, mientras lo hace. Luego, de nuevo, pone algo en mi boca. Me ordena masticar despacio: una fresa madura. Mi pulso se acelera y el corazón parece que va a salirse de mi pecho. Ahora frío en mis labios: un hielo. Intento alcanzarlo con mi lengua pero lo mueve alrededor de mi boca y me lo impide una y otra vez. De pronto, siento su lengua buscar la mía. Abro la boca y nos encontramos. Me estremezco y creo que voy a morir. Y después, nada. Muevo mis piernas, sujetas a la cama. " ¿Dónde estás?", pregunto inquieta. Y de pronto, siento su peso cerca de mi pecho. Se ha hecho de rogar como siempre pero, al fin, el mejor manjar...

Publicado en RELATO CORTO