A veces se utiliza el juego como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad o depresión. Además se llega a engañar a miembros de la familia para ocultar el grado de implicación con el juego y se pueden cometer actos ilegales para financiar el juego (falsificación, fraude, robo…). Existe una falta en control de impulsos y aparecen rasgos obsesivos.
El pronóstico de este problema será más favorable cuanto antes se diagnostique y la persona realice un eficaz programa individual y familiar.